La limpieza de grafitis y pintadas es un problema para los gobiernos locales y los empresarios dueños de locales. La eliminación de este ‘arte urbano‘ requiere un proceso costoso y permanente para mantener en buenas condiciones los monumentos culturales, el mobiliario público, las tiendas con fachada a la calle y, en general, todos los edificios oficiales y particulares de una ciudad o municipio.
Grafitis: ¿arte o delito?
Cualquiera que pasee por nuestras ciudades advertirá una colorida profusión de imágenes en los muros, las puertas de los portales y las persianas metálicas de nuestros edificios. Pasa ante los ojos del peatón una sucesión incesante de grafiti, es decir, de pintadas, garabatos, inscripciones y autógrafos más o menos legibles.
La palabra grafiti tiene un origen italiano y de hecho su origen se remonta a los tiempos del imperio romano, en cuyos edificios sobrevivientes se conserva un muestrario muy abundante. En ciudades como Roma, Ostia y sobre todo Pompeya, centenares de grafitis cubren los vetustos muros de las milenarias casas y tabernas.
Igual que sucedía hace más de veinte siglos en Roma, los grafitis de nuestros tiempos son frases, citas, imágenes figurativas o composiciones abstractas realizadas, por lo general sin autorización, en lugares públicos tales como el muro de un edificio o cualquier otra superficie resistente. Los materiales que se emplean son los aerosoles acrílicos, pinturas plásticas o rotuladores permanentes, que comparten la durabilidad y la resistencia al agua.
Qué es la limpieza técnica
La eliminación de grafitis de un muro urbano entra dentro de la categoría de la limpieza técnica realizada por expertos mediante un proceso específico. De manera general suele abordar tareas en espacios exteriores, tales como la regeneración y el adecentamiento de fachadas, persianas y aceras colindantes.
Abarca determinadas funciones y procedimientos que exigen una especialización profesional en cuanto a los correspondientes productos, tecnología, maquinaria y sector de aplicación. Para ser eficaz, requiere un personal cualificado, dotado de la metodología y la formación necesarias, siendo deseable una certificación que corrobore esta aptitud.
Por tanto, la limpieza técnica es aquella que realizan operarios capacitados para valorar los escenarios y elegir los procedimientos idóneos, a fin de efectuar del modo productivo las labores que aseguren el buen término de la operación.
Procedimientos de limpieza de los grafitis
El primer paso imprescindible es identificar el tipo de superficie que cubre el grafiti. No es lo mismo retirar una pintada de un muro de ladrillo que de una tapia de hormigón, un tabique de piedra, un mobiliario urbano de aluminio o un poste de madera. Las técnicas de limpieza son estas tres:
1) Cubrimiento con pintura
El procedimiento más barato y casi inmediato. Varias capas de pintura cubren los grafitis allí donde estén, sean objetos verticales, horizontales o curvos.
2) Limpieza química
- Disolvente. Este producto solo puede aplicarse en áreas pequeñas, dado que el resultado no es bueno en espacios de gran tamaño, donde pueden quedar borrones.
- Decapante. La técnica idónea es mezclarlo con agua a presión. Si la zona a tratar estaba originalmente pintada o barnizada, ciertos productos pueden producir daños.
- Amoniaco. Debe diluirse con agua, usando un estropajo de lija para aplicarlo en sucesivas tandas. Para rematar la operación, mezclar amoniaco, vinagre y jabón con agua tibia y rozar con un cepillo hasta su desaparición completa.
3) Lavado a presión
Por su rapidez y eficacia es uno de los procedimientos más empleados. Con una máquina se rocía sobre el área un disolvente específico para grafitis. Tras dejarlo actuar durante 5 minutos, se lava a presión con agua combinada.
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