El sector químico español (CNAEs 20 y 21) ha experimentado en 2023 una disminución de negocios del 8,2% alcanzando los 82.493 mil millones de euros. Esta retracción que indican los resultados era esperable, debido al fuerte ajuste de demanda que sufrió el sector en los dos años anteriores, en los cuales se registró una subida del 39,3%.
Durante 2021 y 2022, la demanda, que había estado reprimida por la pandemia, y la acumulación de existencias posteriores a la invasión de Ucrania fueron los motivos que originaron un crecimiento acelerado de la cifra de negocios, impulsado por un efecto de precios favorable. Sin embargo, en 2023, esta tendencia se revirtió, ya que los precios descendieron un 6,6%, contrarrestando el crecimiento de los años anteriores.
Sin embargo, pese a esta retracción, tanto la cifra de negocios como el valor añadido bruto del sector químico sigue ocupando el segundo puesto, por detrás del alimentario, manteniéndose en el 6,1% del PIB (esta contribución al PIB se calcula considerando los efectos directos, indirectos e inducidos de la actividad del sector químico en la economía española).
Balance positivo en la producción
La producción del sector químico español ha aumentado un 1,8% en 2023. Sin embargo, a pesar de esta subida, el sector tiene luces y sombras. El área Farmaquímica (CNAE 21) ha conseguido un gran crecimiento, haciendo de compensación a un área química (CNAE 20) que se ha debilitado especialmente en química básica debido a los elevados precios energéticos y la competencia global.
No obstante, incluyendo todos los obstáculos que han ido apareciendo, entre ellos varias crisis, el balance en el sector químico ha sido positivo. En el período comprendido entre 2015 y 2023 la industria ha tenido un crecimiento de un 4,4%. Una cifra excelente si lo comparamos con la media europea (-9,2%) o con Alemania que ha sido el país que más ha sufrido estas consecuencias (-21,6%).
Si ampliamos este período 5 años más, de 2010 a 2023, la industria química experimentó un crecimiento productivo del 31,3%, en comparación con el 2,7% de crecimiento registrado por la industria manufacturera en el mismo período en España.
Para 2024, el sector revisará sus previsiones (dictadas el anterior mes de octubre) en junio, que preveían un crecimiento productivo del 1,2% y del 2,4% en la cifra de negocios.
En el ámbito internacional, el sector químico español ha tenido que enfrentarse a las misma problemáticas que han afectado al mercado nacional. En 2023, las exportaciones cayeron un 10,9% hasta alcanzar los 59.603 millones de euros. Esta disminución fue, en parte, resultado de la reducción de la demanda tras los importantes incrementos en 2021 y 2022, que en conjunto sumaron un aumento del 82,2%. Sin embargo, la mayor parte de la caída se debió a la disminución de los precios, ya que el volumen en toneladas solo se redujo un 1,9%.
A pesar de esta disminución en las exportaciones, la industria química sigue siendo el segundo mayor exportador de España, después de la automoción, siendo responsable del 17,2% del total de las exportaciones españolas de los sectores productivos.
Unos números de empleo excelentes
Pese a la última ‘caída’, el empleo en el sector químico español sigue con unos números gratificantes. El año pasado se registraron un total de 233.000 empleos directos, sumados a 403.100 empleos indirectos y 156.100 inducidos, generando así un total de 792.200 empleos. Esta cifra representa aproximadamente el 5,5% de la población activa asalariada del sector privado en España.
Respecto a la estabilidad laboral, la tasa de contratación de manera indefinida de las distintas actividades económicas ha aumentado al 93,6%. Además, el salario promedio por trabajador en este sector es de 39.967 euros anuales, lo que supone un aumento del 57% en comparación con el salario medio en España (25.353€/año) y un 40% más que la media industrial (28.843€/año).
Asimismo, el compromiso del sector con la formación y la cualificación de su capital humano es notoria, destinando una media de 183€ por persona/año, muy por encima de la media industrial y nacional.
Por último, la presencia femenina en el sector también ha ascendido considerablemente, llegando al 44,4% de los empleados (103.100); cifras muy superiores respecto a 2019 con un 36,2%.
A la vanguardia en inversión en I+D+i
Una de las razones por las que este sector tiene tan buenos números es por su capacidad innovadora. Con una inversión de 2.000 millones de euros, las empresas químicas lideran la inversión en innovación en el conjunto de la industria española, representando el 24% del total. Además, la inversión media anual por empresa alcanza los 537.000 euros.
Este sector también lidera en la contratación de personal dedicado a actividades de I+D+I (investigación, desarrollo e innovación). De hecho, la quinta parte del personal investigador contratado por la industria española trabaja en la industria química.
La industria química muestra una alta intensidad innovadora, asignando el 9,1% de su valor añadido a actividades de I+D+i. Esta cifra es un 57% superior a la media industrial y multiplica por cinco la media de inversión de las empresas españolas en este ámbito.
Innovación para la neutralidad climática
Estas cifras que acabamos de decir sobre la innovación van destinadas al compromiso del sector con la transición energética y la neutralidad climática. Este compromiso se refleja tanto en el desarrollo de soluciones sostenibles para otros sectores como en la mejora continua de sus propios procesos para lograr una mayor eficiencia, productividad y seguridad.
La importancia de la industria química se manifiesta en su capacidad para abastecer de productos y tecnologías al 98% de los sectores productivos, siendo fundamental en innumerables cadenas de producción. Por esta razón, la industria se centra en desarrollar constantemente nuevos procesos que requieran un menor consumo energético por unidad de producción, así como en avanzar en tecnologías que mejoren la eficiencia de los procesos existentes.
En los últimos años, la industria química ha logrado reducir significativamente su consumo energético, demostrando un compromiso continuo del sector con la eficiencia energética y la sostenibilidad ambiental. Desde 2005, ha registrado una disminución del 42,4% en el consumo total de energía, con reducciones destacadas en el consumo de gas (-39,6%), electricidad (-43,2%) y otras fuentes fósiles (-76,2%).
Además, el sector químico tiene entre sus objetivos prioritarios alcanzar la neutralidad climática, lo que implica reducir progresivamente tanto las emisiones de proceso como las de combustión. En el caso de las emisiones de proceso, ya se ha logrado una reducción del 41,9% desde 2005, aunque será necesario avanzar en la captura y almacenamiento de CO2 para cumplir plenamente con este objetivo.
El sector se compromete a desempeñar un papel fundamental en la consecución de los objetivos de descarbonización para 2050 establecidos por el Green Deal. Para lograr este compromiso, será esencial el desarrollo de tecnologías y procesos innovadores net-zero, que permitan eliminar por completo las emisiones de gases de efecto invernadero.
Archivado en: