Tras el mosquito tigre, las garrapatas representan la plaga con mayor riesgo para la salud pública en España. Estos artrópodos son vectores de enfermedades zoonóticas potencialmente mortales como la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, la enfermedad de Lyme y la encefalitis. En los últimos años, las poblaciones de garrapatas han crecido notablemente debido al aumento progresivo de las temperaturas.
“El cambio climático parece estar multiplicando las poblaciones de garrapatas en nuestro país”, explica Jorge Galván, director general de ANECPLA. “El aumento de temperaturas no sólo está dilatando la época de reproducción de estos artrópodos -la primavera cada vez empieza antes y el otoño cada vez termina más tarde- sino que además está acelerando su metabolismo.
En España son dos las especies de garrapatas especialmente preocupantes por su riesgo a nivel sanitario. “Por un lado, están las garrapatas del género Hyalomma, que son los principales vectores transmisores del virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo. Y, por otro, están las garrapatas del género Ixodes, involucradas en la trasmisión de una gran variedad de patógenos de importancia clínica-veterinaria, entre los que se encuentra el virus de la encefalitis transmitida por garrapatas y la bacteria de Borrelia, causante de la enfermedad de Lyme”, explica el director general de ANECPLA.
Desde ANECPLA se insta a la población a extremar las precauciones durante sus salidas al campo y a las Administraciones Públicas a incrementar las acciones de control de esta plaga. “El lamentable fallecimiento en Madrid de un hombre de 74 años afectado por la fiebre Hemorrágica de Crimea-Congo, tras haber sufrido la picadura de una garrapata en Toledo, evidencia que este virus se encuentra ahora mismo en nivel pleno de circulación y hay riesgo de contraerlo”, afirma Galván. Este riesgo no se limita a entornos rurales, sino que también se extiende a parques y jardines urbanos, donde las garrapatas pueden entrar en contacto con mamíferos que actúan como reservorios, como conejos, ardillas y roedores.
“Es fundamental que las administraciones destinen recursos a este aspecto de importancia sanitaria creciente, delegando en los profesionales de la Sanidad Ambiental su gestión”, enfatiza Galván. “Ya que son estos profesionales quienes poseen los conocimientos específicos necesarios para emplear unos u otros métodos de control en función del ciclo biológico en el que se encuentre la plaga, las condiciones ambientales o el nivel de infestación, minimizando siempre el posible impacto de estos tratamientos elegidos sobre el medio ambiente, los animales y el ser humano”. Galván subraya la importancia “de que sean profesionales de la gestión de plagas quienes realicen este servicio de forma profesional”.
Decálogo de recomendaciones para evitar la picadura de garrapatas
ANECPLA informa que las garrapatas suelen habitar en hierbas altas en áreas naturales como el campo, parques e incluso playas, donde esperan que pase un huésped, ya sea humano o animal, para adherirse y alimentarse de su sangre. Por ello, la asociación ha creado una lista de recomendaciones para ayudar a la población a evitar en la mayor medida posible las picaduras de garrapatas. Estas recomendaciones son:
- Vestir ropa de colores claros para detectar fácilmente la presencia de garrapatas.
- Usar pantalones largos metidos dentro de los calcetines.
- Llevar mangas largas.
- Utilizar gorra.
- Vestir camiseta interior.
- Asegurarse de que las mascotas tengan tratamiento antiparasitario.
- Aplicar repelente adecuado.
- Caminar por el centro de los senderos, evitando las orillas con hierbas altas.
- Evitar el contacto con ganado y animales salvajes.
- Revisar periódicamente la presencia de garrapatas en personas y mascotas, especialmente en partes del cuerpo con piel fina y mayor flujo sanguíneo, como ingles, axilas, cabeza, detrás de las orejas, codos y rodillas.
Jorge Galván destaca que “el progresivo aumento de las temperaturas ha convertido a España en un país tan propicio para el desarrollo de las garrapatas como lo es África, por ello su población no para de aumentar en los últimos años. Es fundamental que se activen los protocolos de control necesarios contra esta especie y que, tanto desde las administraciones como desde el sector de la sanidad ambiental y los propios ciudadanos, se realicen labores de prevención”.
En cada caso, el método de control empleado variará, como afirma Galván, “en función de la toma en consideración de factores como el ciclo biológico en el que se encuentre la plaga, las condiciones ambientales, el nivel de infestación o la minimización del posible impacto sobre el medio, los animales y el ser humano”. De ahí la importancia, insiste el director general de ANECPLA, de que sean profesionales de la gestión de plagas quienes realicen este servicio de forma profesional.
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