El año 2024 ha sido muy intenso para Aspel. En el primer trimestre se produjo un cambio en la presidencia y en agosto tuvimos que lamentar la muerte de Juan Díez de los Ríos, que lideró la asociación con acierto durante 14 años.
Además de afrontar durante el año la negociación de los distintos convenios colectivos provinciales y autonómicos de la actividad de limpieza en España, la asociación ha seguido también presentando recursos a los pliegos de condiciones de distintas licitaciones públicas que, entendíamos, perjudicaban nuestros intereses. Este año, además, ha tenido una especial relevancia la negociación (primero en mesa bipartita y con la entrada del Gobierno, con tres interlocutores) de la reducción de jornada. Desde Aspel, pensamos que este tema debería entrar de lleno en el diálogo social y la negociación colectiva. Durante los últimos 45 años, han sido las mejores herramientas para la resolución de conflictos en el campo de las relaciones laborales y uno de los factores de éxito del progreso económico español.
Entendemos que este asunto debería haberse tratado en este foro y que no haya sido así es la principal razón de que no haya habido acuerdo. También vemos con preocupación cómo se quieren imponer cambios en la legislación de asuntos de mucha relevancia, como el registro horario o la prevención.
En Europa, como miembros de la Junta Directiva de EFCI, patronal de la limpieza, también hemos sido activos en la defensa de nuestros intereses en Bruselas. Cada vez más, los cambios legislativos que nos afectan se deciden en el ámbito de la UE. Este ha sido un año de transición, ya que se han celebrado elecciones europeas; recientemente, se ha configurado la nueva Comisión y durante los próximos cinco años tendremos ocasión de hacer llegar nuestras iniciativas a Estrasburgo y Bruselas.
Mirando al futuro y regresando a nuestro país, los retos que tenemos por delante son enormes. En primer lugar, la aún vigente ley de desindexación, que no permite la revisión de precios en la contratación pública pero que también contamina de alguna forma nuestras relaciones comerciales con clientes privados. Esto, en un sector donde los gastos de personal tienen un peso muy relevante en la cuenta de resultados, disminuye los márgenes ya de por sí estrechos y, por tanto, no permite mejoras de condiciones económicas ni de formación de nuestros trabajadores, inversión en innovación, mejoras de calidad y, en algunos casos, llevan a la desaparición de compañías, con todo lo que esto supone.
La misma Administración, que incrementa los costes vía aumento del salario mínimo, la reducción de jornada o el incremento de las cotizaciones a la Seguridad Social, no permite revisar los precios para hacer frente a estos factores sobrevenidos, imposibles de conocer cuando se hizo la oferta en la licitación correspondiente.
En este entorno de desindexación, adquiere una dimensión mayor el problema de la imposición unilateral por parte de nuestros clientes públicos de prórrogas forzosas. Vamos a seguir luchando para que la ley de contratos del sector público cambie este concepto y vuelva a contemplar, como en la versión anterior a 2017, el mutuo acuerdo entre Administración y contratista.
Tenemos un futuro con problemas muy serios, pero contamos con la inspiración y la energía necesarias para afrontarlos
En relación con la contratación pública, creemos que debemos seguir insistiendo en que los criterios de adjudicación contemplados en los pliegos de condiciones de las licitaciones deben dar cada vez más peso a aspectos técnicos. Se ha demostrado en los últimos años los problemas que para clientes y empresas se han producido cuando el criterio económico era, en la teoría o en la práctica, el único. Calidad inaceptable, problemas en la operación diaria, sobrecostes e incluso abandono del contrato son algunos de ellos.
Entre los temas laborales, además de los comentados antes y que habrá que gestionar en 2025, vemos con preocupación cómo el absentismo, ya alto en España, es todavía peor en el sector de la limpieza. Es este un problema muy grande para todos, no solo empresas: toda la sociedad está afectada y confiamos en que, volviendo al diálogo social, sindicatos y asociaciones empresariales seamos capaces de entendernos para solucionar este verdadero cáncer de la economía española y europea.
Además de esto, en nuestro sector aumenta la dificultad de contratación de personal; antes, esto era común en algunas regiones y épocas del año, pero ahora lo es de una forma general. Este asunto, cómo lo vamos a abordar, nos llevará también todo el próximo año.
También el abuso por parte de las administraciones públicas de la utilización de medios propios es un tema que nos atañe. Durante 2025 seguiremos impugnando las adjudicaciones directas que detectemos, además de incidir en Europa, donde otras asociaciones empresariales también tienen esta dificultad en sus respectivos países.
En resumen, tenemos un futuro con problemas muy serios, pero por otra parte contamos con la inspiración de nuestros asociados y la energía necesaria para afrontarlos y contemplar con optimismo los años venideros.