En los últimos 15 años, el número de hospitalizaciones por la enfermedad de Lyme se han triplicado en España. La enfermedad de Lyme es una patología infecciosa que se contrae a través de una bacteria que transmiten las garrapatas a humanos y animales. Este aumento se ha disparado por unos otoños e inviernos cada vez más cálidos, lo que hace que estos parásitos estén activos durante más meses.
Desde la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) piden extremar las precauciones e incrementar el control sobre poblaciones de garrapatas, y ofrecen una serie de recomendaciones para evitar su picadura.
Así se desprende del boletín epidemiológico específico para esta enfermedad, elaborado con datos del periodo 2005-2019, realizado por el grupo responsable de la vigilancia epidemiológica de Lyme en el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). Del estudio se observa que el aumento en los ingresos ha sido generalizado en todo nuestro territorio excepto en Extremadura, única comunidad en la que han disminuido.
Las cifras son las siguientes: entre 2005-2019 se contabilizaron en España 1.865 pacientes hospitalizados, lo que se traduce en un incremento del 191,8% en esos 15 años respecto al período anterior. Además de un aumento generalizado en todas las autonomías, se ha detectado una mayor distribución territorial de la enfermedad. Los mayores incrementos se dieron en Navarra (363 %), Cataluña (268 %), País Vasco (232 %) y Murcia (238 %).
Veterinarios y médicos de toda España vienen alertando desde hace tiempo de un aumento de casos de picadura de garrapata en sus consultas. Y es que la población de este parásito se ha disparado en nuestro país en los últimos años y no para de crecer, tal y como han alertado desde ANECPLA. El aumento de las temperaturas a consecuencia del cambio climático con otoños e inviernos más cálidos es una de las principales causas. Y las consecuencias de la picadura de este artrópodo pueden llegar a ser graves, como evidencia este incremento de hospitalizaciones.
Por ello, desde ANECPLA piden extremar las precauciones e incrementar las acciones dirigidas al control de este artrópodo ante su incremento disparado. En España se han detectado hasta una veintena de especies de garrapatas, algunas de las cuales pueden transmitir graves enfermedades más allá de la enfermedad de Lyme: la encefalitis vírica o la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, que tiene una mortalidad del 30% sin tratamiento. No obstante, indica Jorge Galván, director general de ANECPLA, “el peligro no es únicamente llegar a necesitar atención hospitalaria. Y es que la enfermedad de Lyme, sin el tratamiento adecuado, se cronifica, llegando a afectar seriamente al desarrollo de una vida normal a través de manifestaciones neurológicas, cardiacas y/o articulares agudas”.
Las garrapatas habitan especialmente en el campo, en zonas donde exista abundante vegetación y presencia de animales. Así lo evidencia el boletín, ya que se observa que el mayor número de pacientes hospitalizados se da en zonas de España donde se desarrollan actividades profesionales ordinarias en el territorio rural.
No obstante, durante paseos o rutas de senderismo también somos vulnerables. Pero no solo eso, “las garrapatas también pueden encontrase en parques, jardines, piscinas e incluso en la playa”, puntualiza Sergio Monge, presidente de ANECPLA. Por ello, advierte de la importancia de no bajar la guardia en estos otros entornos. “Es importante que los ciudadanos se conciencien de los riesgos que pueden llegar a suponer las garrapatas y que interioricen que este verano el riesgo no se encuentra solo en el campo, sino que en entornos que tanto frecuentamos en nuestras vacaciones, como la playa o la piscina, tenemos que permanecer igualmente alerta”.
Jorge Galván indica que “el progresivo aumento de las temperaturas ha convertido a España en un país tan propicio para el desarrollo de las garrapatas como lo es África, por ello su población no para de aumentar en los últimos años. Es fundamental que se activen los protocolos de control necesarios contra esta especie y que, tanto desde las Administraciones como desde el sector de la sanidad ambiental y los propios ciudadanos, se realicen labores de prevención”.
El método de control empleado en cada caso variará, tal y como afirma Galván, “en función de la toma en consideración de factores como el ciclo biológico en el que se encuentre la plaga, las condiciones ambientales, el nivel de infestación o la minimización del posible impacto sobre el medio, los animales y el ser humano”. De ahí la importancia, insiste el director general de ANECPLA, “de que sean profesionales de la gestión de plagas quienes realicen este servicio de forma profesional”.
Recomendaciones para la prevención
“Las garrapatas suelen encontrarse en las hierbas altas, con lo que es fácil que se adhieran tanto a los animales como a las personas cuando pasan cerca para alimentarse de su sangre. Y no se sueltan hasta que se hinchan y su cuerpo se llena por completo”, explica el presidente de ANECPLA.
Frente a esta amenaza, Monge aconseja “utilizar ropa protectora adecuada, que deje visible la menor superficie de piel posible. Por otro lado, y después de una exposición a ambientes donde cabe esperar la presencia de este animal, es importante revisar tanto la ropa como la piel y el pelo (las zonas calientes como las axilas, el cuello, la cintura y la cabeza son sus preferidas). Y, en caso de detectar alguna garrapata retirarla rápidamente, siempre con cuidado y la técnica adecuada y, siempre que sea posible, conservarla para posibles análisis posteriores”.
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