La pospandemia actual no solo nos deja un rastro de mascarillas medio usadas, sino que sirve de incentivo para cuidar el entorno que nos rodea a través de la limpieza y la higiene. Teniendo en cuenta esto, las empresas de limpieza profesionales han tenido y continúan teniendo un papel crucial para liberarnos de la presencia de bacterias, parásitos y virus que provocan la suciedad. Un buen mantenimiento del entorno en el que nos desarrollamos personal y profesionalmente nos conducirá a un mejor estado de forma, no solo físico, sino también psíquico.
La limpieza es esencial para garantizar la salud y bienestar. Una acción imprescindible que debe realizarse en todos y cada uno de los espacios que habitamos. Por esa razón, la Organización Mundial de la Salud, OMS, lleva años recalcando la especial atención y cuidado de la limpieza en cualquier ámbito (doméstico, público, laboral) para mantener la higiene y salubridad de manera permanente.
La limpieza profesional en el ámbito laboral
En los entornos profesionales, la limpieza industrial es de suma importancia, pues el hecho de que las zonas de trabajo estén perfectamente cuidadas facilita una mejora en la productividad laboral, lo que repercute directamente a la imagen de la empresa. Para ello es fundamental confiar en empresas de limpieza que te proporcionen un plan a medida, estableciendo qué hay que limpiar, cómo se va a limpiar y cuándo se hará la limpieza.
Este programa de limpieza deberá cumplir los requerimientos normativos necesarios que puedan interferir en el desempeño y organización de la actividad. Esto nos ofrecerá la oportunidad de reordenar los espacios de trabajo buscando un mejor desempeño en las funciones laborales. Por otro lado, la opción de que la empresa facilite un programa informativo sobre los métodos de higiene que se utilizan sería un aspecto que, sin duda alguna, incrementaría la reputación de la compañía.
Las tensiones que entorpecen la limpieza e higiene
El sector de la limpieza ha demostrado una gran resiliencia a pesar de todo lo vivido. Toda su cadena de valor no solo se ha visto afectada por la crisis sanitaria causada por la pandemia. El contexto económico actual también pone de manifiesto las distintas tensiones tanto en el suministro de materias primas como en la subida de precios, dificultades logísticas e incluso desabastecimiento.
La sociedad ha podido comprobar la relevancia del sector de la limpieza, y cómo este ha luchado y sobrevivido pese a los impedimentos con los que se ha topado. Nunca ha desistido en su afán de proveer al país en todo momento. La higiene podría parecer una necesidad básico en Occidente. Pero en otros países es, de hecho, un privilegio.
La pobreza en la higiene
La higiene se presenta como un reto mundial al que nos debemos de enfrentar. A pesar de ser un derecho fundamental, esta requiere de una inversión económica a la que no todos los países pueden hacer frente. Según datos del Banco Mundial, casi una décima parte de la población vive en condiciones de pobreza que dificultan, por tanto, un nivel digno de limpieza e higiene. Estos desabastecimientos serían los principales motivos de la alta tasa de mortandad por enfermedades en los países subdesarrollados.
“El derecho a vivir es inherente al ser humano, y el del acceso a la atención sanitaria debería serlo, sea cual sea la situación social, nacionalidad o lugar de residencia de las personas”, palabras de Waldo Fernández, responsable del área de Educación para el Desarrollo de Manos Unidas.
Uno de los objetivos que plantea la Agenda 2030, es el Objetivo de Desarrollo Sostenible de garantizar el acceso a servicios de agua y saneamiento. Según el Banco Mundial, supondría cuadruplicar las inversiones en abastecimiento de agua, saneamiento e higiene con respecto a los gastos actuales, algo que se encuentra fuera del alcance de muchos países.
Por tanto, y teniendo en cuenta cada uno de los aspectos que le atañe al sector de la limpieza e higiene, debemos ser conscientes de lo que significa, para el mundo y el día a día de una persona, la limpieza en todos los entornos que lo envuelven. Saber valorar lo que tenemos, mejorar y luchar por intentar trasladarlo a aquellos países que no gozan de este derecho fundamental.
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