Se trata del Aedes japonicus, la segunda variedad de estos mosquitos del género Aedes que ya se ha estabilizado en algunas regiones del territorio nacional como Cantabria y Asturias. Desde la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) estiman que, al igual que el mosquito tigre, el Aedes japonicus se encuentra en un punto de no retorno en nuestro país que hace prácticamente imposible su erradicación.
Esta nueva especie fue detectada en el año 2018 por la plataforma de participación ciudadana Mosquito Alert, con la que ANECPLA colabora. El Aedes japonicus se diferencia del mosquito tigre porque es de color marrón, ligeramente más grande y las rayas del tórax son doradas, y no blancas. Además, es menos urbano y menos agresivo y resiste mejor los climas fríos.
Sin embargo, si una cosa tienen ambas especies en común es su vertiginosa capacidad de expansión. “Desde que entró en nuestro país hace un par de años se encuentra plenamente asentado ya en las comunidades de Asturias y Cantabria, y no se descarta que haya emprendido ya su avance hacia Galicia”, alerta la directora general de ANECPLA, Milagros Fernández de Lezeta.
A nivel global, esta especie comenzó a propagarse a partir de la década de los 90 debido al comercio internacional de neumáticos usados, tal y como así lo afirma un estudio publicado en 2018 por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. El Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) confirma que al menos 10 países europeos han detectado ya su presencia en sus territorios.
La hembra del Aedes japonicus pone sus larvas tanto en zonas donde existe una acumulación de agua como en aquellas superficies secas que son susceptibles de llegar a almacenarla. “Tal es el caso de los neumáticos”, explica Fernández de Lezeta, “que permiten que, si llueve, retengan agua en su interior independientemente de su posición”.
Virus del Nilo Occidental
Si bien el Aedes japonicus es también potencial vector de enfermedades como el Dengue o el Chikungunya, es sobre todo una especie transmisora del virus del Nilo Occidental. Un virus con capacidad para causar una enfermedad mortal del sistema nervioso en los seres humanos, siendo las aves sus principales hospedadores. “Si este mosquito pica a aves infectadas por el virus puede transmitirlo con cierta facilidad a los humanos que pique después. Y aunque el 80% de las personas que son infectadas apenas muestran síntoma alguno, en el 20% de los casos restantes puede llegar a provocar la muerte. Los síntomas más habituales de la infección por el virus del Nilo Occidental pasan por fiebre, dolores de cabeza, cansancio, dolores corporales, náuseas, vómitos y, a veces, erupción cutánea (del tronco) y agrandamiento de ganglios linfáticos”, explica la directora general de ANECPLA.
El virus, que se transmite también por el contacto con otros animales infectados o con su sangre u otros tejidos, afecta también a los caballos, para los que sí existen vacunas, no así aún para los seres humanos.
Recomendaciones para la prevención
Por todo ello, desde ANECPLA alertan de la importancia del control de esta nueva especie y ofrecen una serie de recomendaciones para evitar su picadura y la proliferación de ejemplares:
- Mantener un sistema activo de vigilancia de sanidad ambiental para detectar rápidamente potenciales casos tanto en aves como en caballos.
- Notificar a las autoridades competentes hallazgos de aves muertas.
- Extremar las precauciones para evitar la picadura de mosquitos tanto en las salidas al campo como en las áreas rurales mediante el uso de mosquiteras, repelente de insectos, uso de ropa de colores claros y manga y pantalones largos.
- En las segundas residencias o casas vacacionales en entornos naturales:
- Vaciar el agua de los platos de las macetas.
- Renovar el agua de las piscinas de plástico y cubrirlas cuando no se utilicen.
- Mantener limpios canalones y desagües y evitar acumulaciones de agua.
- Cambiar frecuentemente el agua de los bebederos de los animales domésticos.
- Cubrir cualquier objeto que pueda acumular agua.
- Usar guantes y otras ropas protectoras cuando se manipulan animales enfermos y durante las operaciones de matanza de animales.
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