Cuando te lavas las manos con gel en un restaurante o cuando te las enjuagabas frenéticamente durante la pandemia, ¿te preguntaste alguna vez de dónde sale ese producto que te limpia la piel? Aquí tienes una breve historia del jabón.
Qué es el jabón y cómo nació de casualidad
Esta sustancia que sirve para limpiarlo casi todo nació, como tantas cosas, en un contexto distinto al que luego se le dio. Hace unos 5.000 años en una barbacoa de la era megalítica, un chorro de grasa cayó sobre las cenizas bajo la carne braseada al fuego. La reacción química resultante creó una sustancia resbaladiza que servía para quitar el barro de la piel humana. Había nacido el jabón.
La bonita leyenda de este producto de limpieza
Sabemos que este artículo de tocador es antiquísimo. Existen recetas milenarias para fabricarlo, tanto en Mesopotamia, Babilonia y Egipto como en la Grecia y Roma clásicas. La palabra jabón viene del latín saponis y viene al parecer de una leyenda sobre mujeres romanas que lavaban la ropa a orillas del río Tíber, a los pies de un monte llamado Sapo. Allí se celebraban ritos con sacrificios de animales incinerados. Y al llover sobre la grasa animal mezclada con ascuas de madera se formaría jabón. El verbo saponificar vendría al parecer del nombre de aquella colina, aunque haya quien lo atribuya al sebo de origen alemán. Lo cierto es que el jabón rudimentario pudo originarse de modo muy parecido en varios lugares distintos del planeta.
¿Sabes cuándo te tienes que lavar las manos con jabón?
Sin duda recuerdas cómo el coronavirus introdujo la rutina del lavado de manos en nuestras vidas. Pero en pospandemia los españoles quizá hayamos perdido ya la aquella costumbre sanitaria del agua con jabón, después de compartir dispositivos electrónicos, viajar en transporte público, hacer la compra, comer en un restaurante, trabajar en la oficina o ir al cine.
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