El pasado día 16 de junio se ha detectado el primer paciente infectado por el virus del Nilo Occidental en Sevilla. Este caso detectado en un mes inusual, para este tipo de enfermedad en nuestro país, ha hecho saltar todas las alarmas sanitarias, más si cabe tras un año de pandemia producido por el Covid-19. El virus causante de la Fiebre del Nilo es transmitido fundamentalmente por los mosquitos comunes del género Culex, presentes en zonas de marismas. La detección temprana de este primer caso es sorprendente y supone una alerta para prevenir un contagio de mayor intensidad y alcance.
Tras la situación producida hace ahora un año, cuando se registró un brote que acabó con siete fallecidos y 77 casos de meningoencefalitis en toda España, se necesita celeridad en las actuaciones para acabar con este problema cuanto antes. El brote del 2020 fue el peor de la Fiebre del Nilo registrado nunca en España. Por ello, para evitar un agravamiento de la situación en el futuro, la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) reclama que se tomen de forma inmediata medidas de control de esta especie de mosquito y se extremen las precauciones.
La Fiebre del Nilo es una enfermedad zoonótica que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el 80% de los casos resulta asintomática, pero que puede llegar en algunas ocasiones a tener consecuencias fatales.
La mayor parte de las infecciones de 2020 se produjeron en el mes de agosto. Cuando el caldo de cultivo es más propicio debido a que las temperaturas son más altas y el ciclo reproductivo de este insecto ha avanzado, por lo que la cantidad de mosquitos es mayor. Por ello, resulta sorprendente la precocidad de este primer caso detectado en el mes de junio, que ha hecho saltar todas las alarmas de los expertos ante la previsión de un posible brote mucho más violento que el del año anterior.
“Es urgente que se tomen las medidas de control necesarias de forma inmediata, si no queremos lamentar más adelante las consecuencias de no haber reaccionado a tiempo”, alerta la directora general de ANECPLA, Milagros Fernández de Lezeta. “Para ello, es fundamental la coordinación entre las Administraciones Públicas, el sector de la gestión de plagas y la sociedad. Este primer caso de Fiebre del Nilo Occidental en un momento tan temprano del año tiene que servir para ponernos en alerta y extremar las precauciones ante la proliferación de mosquitos del género Culex, vectores transmisores de esta enfermedad».
Control de la reproducción de mosquitos y otras precauciones
La Fiebre del Nilo Occidental es una enfermedad emergente en Europa, que se origina a través de la infección por el virus del mismo nombre contraída habitualmente por aves, generalmente provenientes de África y que suelen ser sus reservorios habituales. Esta es transmitida a los humanos a través de la picadura de los mosquitos Culex pipiens y Culex perexiguus. Mosquitos que, al contrario que otras especies de su mismo género, se ubican en el medio natural, decantándose por zonas de aguas acumuladas como las de marismas, donde desarrollan su proceso larvario.
A nivel individual, desde ANECPLA ofrecen una serie de recomendaciones a los ciudadanos para evitar exponerse a este tipo de mosquitos, cuya presencia en las zonas mencionadas suele ser generalmente tanto a primera hora de la mañana como a última hora de la tarde. Así lo explica Fernández de Lezeta, quien afirma que, “lo mejor es adoptar medidas de prevención, tales como evitar los paseos al amanecer o atardecer por las zonas de reproducción, colocar mosquiteras en ventanas y puertas, procurar dejar la luz apagada o conectar sistemas repelentes dentro de los domicilios. Asimismo, se debe evitar las zonas de vegetación, no salir en las horas de máxima actividad de estos insectos y, si lo hacemos, utilizar repelentes, evitar los perfumes intensos, vestir prendas largas y de tonos claros mejor que oscuros, y evitar zonas de vegetación”.
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