La calidad y esperanza de vida de la población ha ido mejorando con el paso de los años. Fue en la segunda mitad del siglo XIX cuando la higiene empezó a ser una preocupación para todos, pues los avances en medicina mostraron a la sociedad que únicamente debía de seguir una serie de recomendaciones básicas o costumbres higiénicas para librarse de muchas infecciones que provocaban la muerte.
Estos sencillos consejos, como lavarse las manos o ducharse con frecuencia, se fueron interiorizando en el día a día de las personas. En este sentido, el médico Frédéric Saldmann explica en su manual «El mejor medicamento eres tú» los consejos de higiene básica que no deberían caer en el olvido bajo ningún concepto.
¿Cuáles son las costumbres higiénicas que te pueden hacer vivir más?
- En primer lugar, lavarse las manos. Parece una obviedad, pero la pandemia causada por el Covid-19 nos recordó la trascendencia de este simple gesto. No hace falta que nos obsesionemos con la desinfección de manos. Basta con lavarse las manos antes de comer y después de ir al baño. Si incluyes esta rutina en tu día a día estarás reduciendo en un 20% las posibilidades de contraer infecciones respiratorias y digestivas.
- Bajar la tapa del retrete te reduciría la cantidad de gérmenes en los pulmones. Sí, este sencillo gesto que pasa desapercibido y que la gran mayoría olvidamos, evita que los gérmenes se extiendan por todo el baño y, que por tanto, acaben en nuestras vías respiratorias. Si la tapa del inodoro está abierta cuando tiramos de la cadena, los gérmenes fecales se desplazan casi dos metros en todas las direcciones.
- La tercera costumbre que deberíamos implantar en nuestro hogar es cambiar la almohada regularmente. Al cabo de dos años, el 10% del peso de una almohada que no ha pasado por la tintorería o no ha sido desinfectada adecuadamente corresponde a ácaros muertos o deyecciones de estos.
- ¿Limpias tu nevera asiduamente? Debemos vaciar la nevera y limpiarla un mínimo de dos veces al mes. Los microbios, como la temible Listeria, se desarrollan en atmósferas frías y húmedas, y no nos interesa que anden cerca de nuestra comida.
- Congelar los alimentos crudos. El sushi o el tartar son comidas que se están poniendo cada vez más de moda. Este tipo de alimentos se basan en el pescado o ciertos tipos de carne semi hecha. Congelar el pescado si se quiere consumir crudo elimina el anisakis, un parásito que puede causar una perforación intestinal; hacer lo mismo con la carne de buey o ternera preparada para steak tartar te evita contraer la solitaria.
- La separación de los utensilios de limpieza y su correcta desinfección nos ahorraría la creación de un nido de microbios. Los trapos de cocina deben lavarse a sesenta grados siempre que sea posible y jamás deben reutilizarse si están húmedos, dato que la población desconoce casi al completo.
- ¡No debes compartir la toalla! Al compartir la toalla estás compartiendo microbios. La toalla, además, debe estar bien seca antes de usarse. Si todavía está húmeda, es un perfecto medio de cultivo para que se desarrollen los microbios.
- Lavar el cepillo de dientes. Es aconsejable que lo cambies regularmente o que lo desinfectes adecuadamente, sobre todo cuando se ha tenido una infección o virus.
- No acumular platos sin fregar. La pila de la cocina puede acumular cerca de 500.000 bacterias por metro cuadrado. Si no puedes lavar los platos en ese momento, enjuágalos con agua y unas gotas de lejía para evitar que se forme un caldo de cultivo.
- Limpiar los objetos cotidianos. El mando de la tele, la pantalla de nuestro smartphone, las gafas o los interruptores de la luz son objetos que pasan desapercibidos para nosotros, pero su limpieza es esencial, y nos evitaría un 92% de bacterias.
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