Sigifredo Ortega Tarancón empresario, publicista y radiofonista español falleció el pasado 6 de enero de 2023. Según las personas más cercanas al empresario, la fecha no parece casualidad si atendemos a su vida, pues se marchó en un día lleno de ilusión, generosidad y alegría.
Soriano de nacimiento, concretamente en la localidad de Alentisque, en 1929, durante toda su biografía se mostró como una persona emprendedora, curiosa, creativa, infatigable. Vivió en Cáceres en los años cincuenta, cuando ya había aprovechado su carismática voz para trabajar en la radio. Poco después de establecerse fundó Pita Publicidad Cáceres, la primera pieza del imperio empresarial que levantó, cuyo legado pervive. A esta empresa siguieron otras: Pita Publicidad Badajoz, Servicios Extremeños, Palicrisa, Limpesa… las cuales conformaron el holding Grupo Fissa, que llegó a tener más de 6.000 empleados.
Por otra parte, su currículo está plagado de iniciativas solidarias loables. Entre ellas, la llamada Operación Patata, la cual impulsó junto a Jesús Domínguez y en colaboración con el Rotary Club de Cáceres. Gracias a esta acción, ya institucionalizada, cada año se recauda dinero para repartir este alimento en centros sociales distribuidos por toda la provincia de Cáceres.
Ortega fue un emprendedor nato. Pero no solo de entidades y negocios, también de experiencias, aprendizajes y vivencias. Su capacidad para contagiar la determinación y la energía resultó magistral. No es de extrañar, por ello, que se convirtiera en mentor, estímulo y ejemplo permanente para la mayoría de los profesionales que lo acompañaron.
Un pionero en el sector limpiezas
El señor Ortega -Sigi para otros- se erigió como una figura brillante en muchas facetas de su vida. La empresa, la comunicación, la creatividad, la dirección de equipos, la familia… conformaron una buena parte de su universo personal y colectivo. En su momento, además, abrazó el sector de la limpieza con una mentalidad muy diferente a la de su época.
Tres de las empresas de su holding estuvieron orientadas, de hecho, a esta actividad:
- Servicios Extremeños. Limpieza de interiores y edificios.
- Palicrisa. Limpieza profesional y mantenimiento de zonas ajardinadas.
- Limpesa. Limpieza, creación y conservación de jardines.
Al estudiar su trayectoria resulta inevitable concluir que fue un visionario, también, en este ámbito. Se adelantó a su tiempo, ya que aplicó criterios empresariales y directivos inhabituales en nuestro sector. Dentro de él, y más concretamente en la asociación AELMA, cuentan con personas que colaboraron estrechamente con Sigifredo Ortega en diferentes etapas de su vida.
Una de ellas es Lidia Rodila, gerente de la empresa de limpiezas Rodila Plus, quien lo considera su mentor y un segundo padre: «No habría sido empresaria si el señor Ortega no se hubiera cruzado en mi camino. Fue la primera persona que me dijo: ‘Tienes talento. Puedes hacer con tu vida lo que quieras. No tengas miedo’».
Sigifredo Ortega despertaba vocaciones directivas, emprendedoras y empresarias allí por dónde iba. Y eso que siempre se definió como un hombre de humildes orígenes. Le encantaba contarlo, como nos recuerda Borja Rivero, actual director de Fissa Valencia: «Cuántas veces le oí decir que era hijo de un guardia civil y de una campesina, o que había nacido en un pueblo soriano de menos de cincuenta habitantes. Y que con su ingenio, su imaginación y su capacidad de trabajo había logrado todo aquello».
Perfilando a un hombre extraordinario
El propio Borja Rivero asegura que «nunca fue un hombre común. Quiso ser médico, pero empezó en la radio y terminó como director de emisora. Fue cambiando de ciudad por motivos profesionales —y de salud— hasta elegir Cáceres por recomendación médica: necesitaba una ciudad sin mar ni río para sobrellevar su asma. Y de las capitales con emisora de radio, solo Cáceres cumplía esta premisa».
Manuel Carnero pasó más de cuarenta años trabajando en Grupo Fissa. Su experiencia personal arroja información valiosa para perfilar a Sigifredo Ortega: «Bajo mi punto de vista, fue un guerrero incansable, nunca se daba por vencido ante ninguno de sus objetivos. Sabía sacar lo mejor de cada uno de sus directivos gracias a su particular “escuela de gladiadores”. ¡Su capacidad para acertar en la selección de personal rondaba el 90 %!».
«Fue una persona —concluye Manuel Carnero— increíble, ingeniosa y emprendedora que supo inculcarme su filosofía personal y su manera de entender la empresa y la vida».
Miguel Ángel Mendiano es otro de los colaboradores cercanos de Ortega en los que influyó para que se convirtiera en directivo. Tras tantos momentos compartidos, lo describe de este modo: «Era un soriano brillante, tenaz, inasequible al desaliento. Estaba convencido de que ‘cuanto podemos pensar, podemos hacerlo’. Él mismo alcanzó logros inverosímiles, como ser el empresario extremeño con más trabajadores y, sobre todo, obtener numerosos premios a la raza porcina en ‘la mejor feria ganadera del mundo’ que le gustaba decir a Sigi, la de Zafra, pese a no tener conocimientos de genética animal».
Lidia Rodila completa esta semblanza a partir de sus recuerdos: «Todo el mundo debería tener un señor Ortega en su vida. Si hubiera más personas como él en el mundo, este sería un lugar mejor». Y añade: «Miraba a su alrededor con la curiosidad de un niño; se admiraba al encontrar a alguien talentoso y siempre ponía los medios para colaborar con él y desarrollar sus potencialidades. Tenía, en la práctica, una capacidad milagrosa: ¡multiplicaba los talentos!».
La actual gerente de Rodila Plus recuerda que lo conoció con diecinueve años, cuando trabajaba como camarera en un restaurante de Soria. Cuatro años después ella montó su propia empresa —actualmente activa— gracias al aliento, la convicción y la autoconfianza que le proporcionó el señor Ortega. En su Transilvania natal, nadie habría podido imaginar tal porvenir empresarial; ni siquiera la propia Lidia, hasta que sintió el apoyo decidido de Sigifredo Ortega.
Añade Borja Rivero, de Fissa Valencia, que «hizo suyo el lema ‘Nunca se ha logrado nada sin entusiasmo’, por lo que siempre ponía todo su empeño en cada iniciativa. Su sentido trascendente de la vida —incide— le llevó a vender la compañía a sus socios minoritarios, para preservar su obra y su filosofía, declinando así integrarse en ninguna empresa multinacional. Gracias a aquella decisión, Grupo Fissa sigue siendo una de las empresas líderes del sector y es capaz de competir con las filiales de las grandes compañías del Ibex 35».
«Le encantaba aprender —apostilla Miguel Ángel Mendiano—. Para él, la calidad de vida no estaba en la playa, sino en crear empresas. Y tenía esa humildad y ese autoconocimiento de los sabios. Recuerdo perfectamente cuando me dijo: ‘Miguel Ángel, explícame en pocas palabras qué es eso de Internet’. Solo logré hacérselo entender cuando escribió “Sigifredo” en Google y aparecieron más de quinientos registros. ‘¡Y yo que pensaba que solo existiríamos una docena!’, me dijo con ese humor tan serio de los preparados».
En palabras de Lidia Rodila, «fue mi maestro en el sentido más amplio del término. Estoy segura: continuará brillando donde esté». Por último, también Borja Rivero subraya que «trabajar con él, entre sus 76 y sus 80 años, fue mi mejor máster. Siempre recuerdo una de sus afirmaciones más rotundas: ‘Hay que cabrearse con un mismo. Solo así se logra lo que los demás aseguran imposible’».
Por todo ello, y por mucho más que no cabe en este texto amigos y familiares expresan un: «ETERNAMENTE GRACIAS, Sigifredo Ortega. Tu legado, tu ejemplo y tu huella siguen vivos entre nosotros».
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