La parte más ardua y extenuante de una reforma en una casa o piso es la propia labor de albañilería, tanto si es estructural como superficial. Pero conviene tener presente que tras marcharse los operarios, queda el recordatorio físico de su paso por tu hogar. La retirada de esos restos, que recibe el nombre de limpieza fin de obra, no siempre es una operación sencilla.
Primera fase: valoración de la situación
Terminada la obra de reforma en tu vivienda, puede cundir el desánimo al ver una capa de arenilla que parece cubrirlo todo, desde los muebles hasta las paredes y los techos. Cuando se hayan marchado los trabajadores y contemples el estado en que han dejado tu casa, no sabrás ni por dónde empezar.
Las huellas de esa obra tienen formatos variados que van desde los escombros hasta una suciedad generalizada (suelos, paredes, ventanas) que, con frecuencia, las empresas de remodelación dejan sin limpiar. Por supuesto que puedes contratar a empresas de limpiezas específicas para eliminar las trazas y las inmundicias restantes, pero perderás menos tiempo y dinero si lo haces por tu cuenta. Basta con tener en cuenta estos consejos para una limpieza eficaz de tu casa después de una obra.
Limpieza fin de obra en 8 pasos
1. Retirar los escombros. Es frecuente no haber previsto una solución para los cascotes y desechos típicos de una obra de albañilería. La normativa indica que los escombros se reúnen en un contenedor o saco, transportado después a un lugar autorizado para su gestión, es decir, un ‘punto limpio’.
2. Airear toda la casa. Debes abrir todas las ventanas durante un par de horas, para que una corriente de aire oxigene la vivienda entera. Adicionalmente, puedes encender un ventilador orientado hacia el exterior, que expulse las partículas de polvo.
3. Limpiar paredes y techo. Antes de ocuparte del suelo, toca atender a las paredes y el techo, ambos expuestos durante largas horas a la actividad de la reforma. El método de limpieza es: pasar primero una escoba limpia o nueva y después una mopa húmeda, repitiendo la operación varias veces.
4. Repasar los objetos domésticos. Lo habitual es cubrir los muebles con telas durante la reforma, pero no podrás evitar que se cuelen las pizcas de tierra y residuos que forman el polvo. Para retirarlo debes usar una bayeta remojada en agua con jabón líquido inocuo.
5. Aspirar los suelos. Por la ley de la gravedad, es esta superficie horizontal la que acumula toda la arenilla, pelusas y suciedades que deja la obra. El único modo de eliminar esta capa de polvo es con la aspiradora. Tras un primer recorrido de toda la vivienda, debes dar una segunda vuelta, llegando hasta el último rincón.
6. Quitar las manchas de pintura. Debes cubrir la mancha con acetona o con un disolvente específico, raspando luego con una espátula hasta eliminarla. También puedes usar aparatos de hidrolimpieza, idónea para eliminar la pintura del hormigón o pavimento, retirando los vestigios con un cepillo de púas duras.
7. Eliminar pegotes de cemento. El modo de hacerlo es con un producto químico desincrustante, aplicado con un paño y luego con una espátula. Lo mismo es aplicable a las trazas de productos adhesivos o pegamentos industriales.
8. Redoblar la limpieza doméstica. Tras la reforma, debes limpiar el polvo en tu casa con más frecuencia de lo normal, para lo que recomendamos bayetas atrapapolvo. Al cabo de un mes, podrás regresar a los procedimientos de limpieza anteriores a la obra.
¿Estás rehabilitando tu vivienda de forma eficiente?
España es un país energéticamente inoperante. El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía indica que, en 2022, un 80% de los hogares y edificios no cumplían las medidas de eficiencia energética. Esto indica una necesidad nacional de rehabilitación de viviendas para cumplir con el Pacto Verde europeo. El año límite para que Europa deje de emitir dióxido de carbono es 2050. España optará por la rehabilitación de su parque de edificios como solución.
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