Durante los peores momentos de la pandemia del Covid-19 todos cambiamos de manera exacerbada el hábito de lavarnos las manos, incluso la percepción de nuestra propia higiene, en general. Desde entonces, según un estudio de ETS, la asociación europea de fabricantes de productos de papel tisú, hay pruebas claras de que los europeos han cambiado sus hábitos en el lavado de manos. Ahora se lavan las manos con más frecuencia durante el día y optan por toallas de papel como la forma más higiénica de secarse las manos cuando están fuera de casa.
El secado de manos es un paso esencial para garantizar una higiene de manos óptima, ya que ayuda a eliminar los microbios que quedan en las manos después de un lavado de manos deficiente y, por lo tanto, reduce la propagación de infecciones en la comunidad.
Estudio sobre propagación de virus y patógenos en el lavado de manos
Un estudio desarrollado por un equipo del Instituto de Investigación Médica de la Universidad de Leeds y el departamento de Microbiología de Leeds Teaching Hospitals NHS Trust (Reino Unido) ha demostrado que la contaminación de los usuarios durante el proceso de secado de las manos (la última fase del proceso de lavado de manos) con secadores de manos por salpicaduras es 10 veces mayor cuando se usan secadores de chorro de aire que cuando se usan toallas de papel, así como la contaminación de otros usuarios del baño también es mucho mayor.
Para poder realizar este estudio se añadió un bacteriófago (un tipo de virus) a las manos de los voluntarios antes del secado de las mismas, para investigar si los microbios en manos mal lavadas pueden propagarse por el baño. Los participantes se secaron las manos con un secador de aire a chorro o con toallas de papel y llevaban puesta una mascarilla para medir el riesgo de inhalar virus.
Los expertos buscaron en las mascarillas la contaminación por salpicaduras y deposición de gotas hasta 15 minutos después. Se midió la contaminación de la mascarilla de la persona que se secaba las manos y de la mascarilla de otra persona en el mismo baño a 1 metro y 2 metros de distancia, respectivamente. Los voluntarios esperaron 15 minutos tras el secado de manos para examinar si las gotas de aire continuaban depositándose en mascarillas nuevas que se cambiaban cada 5 minutos.
Principales conclusiones
- Cuando se usaron secadores de chorro de aire, el 89% de las mascarillas estaban contaminadas por virus, frente al 29% de las mascarillas de los voluntarios que usaron toallas de papel.
- La contaminación de las mascarillas con aerosoles de virus fue mayor en los primeros 5 minutos tras el secado de manos para ambos métodos. La carga de virus fue significativamente mayor en el caso de usar secadores de aire.
- En los ensayos que utilizaron secadores de chorro de aire, la contaminación de las mascarillas aumentó 15 minutos después del secado de las manos, lo que sugiere la aerosolización de partículas pequeñas que permanecen en el aire durante más tiempo.
El estudio demuestra que el método de secado de manos puede afectar a la diseminación aérea de patógenos microbianos, incluidos virus respiratorios, lo que podría aumentar el riesgo de exposición e infección para otros usuarios del baño, según ETS.
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