¿Cuáles son las previsiones que manejáis en ASPEL para el sector para el año 2023?
Para el año 2023 prevemos un comportamiento del mercado desde el lado de los ingresos muy igual al logrado a fin del año 2022: 10.500 millones de euros, no más. Nos preocupan los agentes externos.
Desde el lado de los costes la preocupación es máxima, ya que se avecinan unas subidas de cotización y el anuncio del alza del SMI que, si seguimos sin convencer a nuestra clase política y al Gobierno de introducir cambios en la Ley de Desindexación y de la propia ley de contratos del sector público, para que permita revisar precios o eliminar las prórrogas obligatorias para los contratistas de limpieza, va a tener serias consecuencias para varias empresas del sector que se van a ver ‘pilladas’; al ser el nuestro, un sector de mucha mano de obra con márgenes entre un 1 y 3 por ciento estas subidas lo machacan.
¿Sabrán en el Gobierno y en el Parlamento que debe ser justo el permitir revisar los precios en los contratos públicos, cuando ellos mismos provocan subidas, eso sí, muy populares, pero nos abandonan a las empresas al blindarse ellos mismos de sus propias decisiones?
El anuncio por la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, de un alza del 10% o mayor del SMI en el año 2023, romperá el equilibrio de los contratos públicos firmados por nuestras empresas por varios años y se verán forzadas a seguir limpiando más años con un desequilibrio en sus contratos que no pudieron prever en ningún caso.
Son dos injusticias: el alza de precios sin posible revisión y las prorrogas obligatorias, las dos hacen insoportable la limpieza e higiene necesarias en todos los lugares de forma justa.
¿Cuáles son los principales problemas y/o retos del sector a medio plazo?
Otra de las cuestiones más difíciles que afronta nuestro sector de limpieza profesional es la subrogación de plantillas, el artículo 44 del Estatuto del trabajador, ET. No comprendemos cómo los dos poderes del estado: legislativo y ejecutivo, no se ponen colorados por no haber defendido ante el TJUE (caso Somoza Hermo) la subrogación de plantillas, y hoy tenemos que ser muy prudentes cuando ofertamos a un contrato y siempre dependiente de los ‘pufos’ en Hacienda y TGSS de la empresa saliente, que deberemos hacer frente si queremos limpiar para este cliente, haciéndonos responsables de las deudas de la empresa -saliente- por el cambio legal a la sucesión de empresa en lugar de la sucesión de plantillas, que durante 40 años fue pacífica, no hubo ningún problema y hemos sido ejemplo de buenas prácticas en la UE.
Debido a lo anterior casi no me atrevo a hablar de otro ‘cáncer’ que seguimos desde ASPEL, y es muy preocupante su subida anual: el absentismo en nuestro sector, que hay que atajarlo, pero mejor remito a nuestros anuarios publicados.
¿Qué formación reglada existe en el sector y cuáles son las demandas del mismo o las necesidades, en este sentido?
Desarrollamos esta cuestión a nivel europeo, a través de la EFCI. Hemos sacado dos proyectos muy importantes, financiados por la UE: SK-Clean I para el impacto de las tecnologías digitales en la formación de nuestros empleados y ahora el SK- Clean II para estudiar el impacto de la economía circular.
También estamos en la FUNDAE para la formación más perentoria y para adecuar la formación en el uso de los biocidas.
¿Cuáles son las principales iniciativas o acciones de ASPEL para el año 2023?
Desde ASPEL seguimos batallando para que se reconozca nuestro derecho a revisar los precios de los contratos de limpieza públicos, sin blindajes por parte de la Administración. Que se elimine de la ley de contratos del sector público las prórrogas obligatorias. Que se corrija la sucesión de empresas del Art. 44 del ET y volvamos a la subrogación de plantillas.
