¿Cuál ha sido la situación del sector de la limpieza profesional en Europa durante los meses en los que el Covid-19 provocaba una gran crisis sanitaria?
Isabel Yglesias: Hemos visto impactos diferentes dependiendo del nivel de especialización de las empresas, evidentemente todo el sector se ha visto directamente muy afectado por todos los cierres, porque una proporción muy elevada de nuestra actividad es limpieza de oficinas y de establecimientos que estuvieron cerrados. A su vez, ha habido un incremento de la demanda para aquellas empresas que estaban activas u operativas para el sector sanitario y eso ha podido compensar el golpe, pero ésa no ha sido la realidad de otras muchas compañías, y esas sí que se han visto muy afectadas.
El punto crucial, y eso ha sido en toda Europa, aunque se ha vivido muy directamente en España, ha sido el acceso a los Equipos de Protección Individual. Esa situación se ha dado en todos los países europeos y ha sido una cuestión muy complicada para todas nuestras empresas. Poco a poco se pudo ir haciendo acopio de los equipos necesarios y abriendo accesos a los proveedores.
La fase de desescalada sí que se ha ido viviendo de manera diferente, yo creo que hemos ido recibiendo inputs diferentes de nuestros miembros. Unos lo vivían de una manera más tranquila, por ejemplo en Alemania se fue reabriendo todo poco a poco mucho antes, entonces esas empresas pudieran reactivarse antes. También los mensajes de los gobiernos de tranquilidad o de apoyo económico influían en las compañías. Estas medidas han sido diferentes en cada país y eso ha hecho que se viviera de manera más tranquila o con más incertidumbre.
Hay una cierta desigualdad en la percepción de la necesidad de flexibilidad o de continuidad en los planes de apoyo a empresas o al desempleo temporal.
Juan Díez de los Ríos: Se está viviendo de una manera muy diferente. Es más, tremendamente diferente. Mientras algunos estados confían en las empresas, aquí como no hay esa confianza todo son declaraciones a la Tesorería, al SEPE, etcétera; mientras que en Alemania directamente el dinero ha ido a las empresas, han sido ellas las que pagaban a los trabajadores.
Toda esta cuestión ha marcado el carácter de actuación ante una crisis como ésta. Yo creo que las medidas distintas, con tiempos distintos, con todas las cuestiones tratadas de forma diferente lo que ha causado es que cada país tenga unas percepciones muy distintas. Por ejemplo, en cuestiones como la desinfección en algunos lugares no existe ningún inconveniente, y te quedas asombrado de ciertas diferencias entre unos países y otros.
I.Y: La conclusión a la que llego yo, desde Bruselas -la gente dice que Europa podía haber hecho más, que no ha hecho suficiente-, es que la solución es más Europa. Si hubiera más coordinación a nivel fiscal, laboral, etcétera, habría menos desigualdad en ésta u otras crisis similares. La culpa de esto no es que la tenga Europa, la tienen los Estados miembros por no haber activado antes respuestas o más posibilidades y planes de respuesta juntos; o por no tener creada una comisión con las competencias necesarias para hacer frente a crisis similares como estas. En temas, por ejemplo, de Regulación Sanitaria a nivel europeo no hay competencias, por ello luego nos encontramos todo lo que hemos vivido, como por ejemplo que en un Estado miembro se genere un problema respecto al tiempo de uso de un desinfectante o qué desinfectante usar.
En concreto, ¿cuáles han sido los principales problemas detectados por la federación?
J.D.R: El desabastecimiento como se ha dicho ha sido generalizado. Porque enseguida se acabaron los productos y materias primas que había disponibles. Se abrieron nuevas posibilidades para cubrir productos o materias primas y sustituirlas por otras. En España, en la primera semana, ya se publicó el primer listado de productos virucidas, estamos hablando del mes de marzo, y poco a poco esta lista se ha ido incrementando; se hizo para que no hubiera desabastecimiento y porque hubo empresas que transformaron su producción para adaptarse a las necesidades que el país requería respecto a estos productos y materias primas.
I.Y: Los problemas en Europa han ido evolucionando a la vez que avanzaban las fases de la pandemia. En los primeros momentos el problema fue el desabastecimiento de los Equipos de Protección Individual, acompañado de problemas para los trabajadores transfronterizos que tenían que entrar en zonas confinadas, son personas por ejemplo que viven en Francia pero trabajan en Luxemburgo o en la región de Suiza, porque había zonas concretas confinadas. Los trabajadores de la limpieza tenían que ir a realizar sus tareas sin disponer de pases como los del sector sanitario y tenían un problema de acceso.
En un segundo momento los problemas ya fueron más de subsistencia, es decir de supervivencia de las propias empresas y de acceso a liquidez, un problema que sigue activo. En el sector se da una casuística, por todos los problemas que tienen las empresas para poder acceder a las ayudas por el nivel exigido de burocracia. Se trata de un sector muy específico que enseguida, por el número de trabajadores, pasa del umbral de pequeña y mediana empresa a gran empresa, aunque la realidad no es esa. Las grandes empresas tienen equipos jurídicos, legales, etcétera, de los que carecen este tipo de empresas del sector y que además son un porcentaje muy elevado en toda Europa. Así, estas pequeñas compañías, que no son tan pequeñas ni tan grandes, se encuentran con problemas para poder llegar a solicitar las ayudas específicas dirigidas a pequeñas y medianas empresas, eso es lo que nos contaban nuestros miembros italianos, alemanes y de otros países.
También detectamos que a veces el foco de la recuperación se pone en otro tipo de sectores y el de los servicios se queda un poco olvidado. Hemos tenido una suerte relativa porque el Comisario Europeo de Mercado Interior y la Comisaría Europea han hablado mucho de las ayudas económicas y su ecosistema, y ahí estamos nosotros. Desde la federación hemos insistido mucho en eso a través de la AEPSA, en la que trabajamos junto a los sectores de la seguridad, el catering, el trabajo temporal…, para que en las ayudas también se nos tenga en cuenta.
Por eso, ahora nosotros, en esta fase de recuperación, centramos nuestra campaña en el mensaje de que el sector está ayudando a Europa a reabrirse. Nuestro sector ha tenido muchos problemas y los sigue teniendo, pero también hay que lanzar un mensaje positivo, porque esta situación ha sido una oportunidad para el reconocimiento del sector. Se nos ha puesto por fin como un sector esencial, como que proveemos servicios que sin ellos no se puede reabrir, no se puede seguir con la actividad económica y que este sector se necesita más que nunca, por lo que se debe reconocer la profesionalidad del mismo. Debemos luchar contra el intrusismo y la falta de profesionalidad y tiene que estar todo el sector más unido que nunca en este sentido.
J.D.R: Las campañas que se han iniciado desde la federación europea son iniciativas que repercuten constantemente, en los medios, todo lo que hacemos y las necesidades que tenemos y, por otro lado, que busca que se tengan en cuenta en el ámbito europeo. Hay que resaltar el esfuerzo tremendo del asociacionismo en esta crisis. He llegado a la conclusión final de que si no hubiésemos estado nosotros como patronal qué hubiera ocurrido. Se ha visto que hemos reaccionado a tiempo y hemos hecho lo que había que hacer. Esas campañas han costado un esfuerzo de tiempo brutal, y han sido importantísimas en el sentido de qué decimos y cómo lo decimos.
Hay que reconocer el valioso trabajo que se ha hecho desde la federación europea con la que gracias a ello hemos ganado en visibilidad; y este trabajo debe continuar .
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