Profesionales con amplia experiencia en el canal de distribución del mercado de la limpieza e higiene profesional han atendido a nuestra llamada para, a través de una batería de preguntas, dibujar el panorama de este intermediario necesario para el correcto funcionamiento de la cadena y del sector.
La distribución, en la actualidad, está marcada por las necesidades que demanda el propio mercado, y no es aún capaz de imponer unas reglas. En los últimos años las empresas dedicadas a la distribución se han reducido, fruto de las estrategias de adquisiciones, fusiones o incorporaciones a grupos. Algunas otras se han especializado o solo se dirigen a nichos concretos. Asimismo, este canal se caracteriza ahora mismo por el incremento de las marcas blancas, así como busca al cliente que valora la calidad y el precio óptimo, aunque, sin duda, prima (desgraciadamente) el precio.
En su defensa, y en palabras de alguno de estos profesionales, la distribución concentra en un solo suministrador productos de diferentes fabricantes, poniendo a disposición del cliente final una completa gama de productos y soluciones, en plazo, forma y cantidad adecuadas. También apoya la formación, la cual promueve unos usuarios finales que conocen las herramientas de trabajo y mejora su toma de decisiones a la hora de elegir lo mejor para dotar al servicio de calidad en detrimento del criterio único que aún prevalece, el económico.
Profesionales con amplia experiencia en el canal de distribución del mercado de la limpieza e higiene profesional han atendido a nuestra llamada para, a través de una batería de preguntas, dibujar el panorama de este intermediario necesario para el correcto funcionamiento de la cadena y del sector
Además, la distribución aporta servicio, experiencia, asesoramiento, pre y pos venta, servicio técnico, y otras bondades… positivas siempre y cuando se de una relación basada en la confianza y la profesionalidad, que es lo que debiera ocurrir. Si embargo, los profesionales denuncian cómo usuarios y fabricantes operan directamente. Éstos lo hacen de forma online o de manera tradicional. También se quejan de la entrada de grupos extranjeros. Aunque si bien, nunca es justo generalizar y hay excepciones; y experiencias positivas con relaciones forjadas por los años que hacen posible que aún a día de hoy la cadena (fabricante-distribuidor-cliente final) funcione.
El sector también se resiente por los impagos, fruto de la falta de un régimen sancionador en estas lindes y sumado a las dificultades de financiación de las empresas que aún perduran.
Respecto a los márgenes, para todos es un problema que cada vez ha ido a más y que parece insalvable; deberá ir mejorando porque seguir trabajando con estas operaciones solo significa subsistir.
El foco en el cliente
Para el sector de la distribución la preocupación, su atención, está en el cliente final y, aunque, en estos momentos, se sienten como el eslabón más débil de la cadena, su trabajo y objetivo se dirigen hacia la profesionalidad y el servicio.
La realidad es que se enfrentan a un cliente más profesional y negociador, que busca principalmente lo económico. Pero también, el sector de la limpieza busca proximidad y logística.
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