Llevamos ya unos cuantos años en los que la palabra ‘tecnología’ se ha convertido en uno de los vocablos más utilizados en todo momento y en todo lugar. Si introducimos el término ‘tecnología’ en Google aparecen 305 millones de entradas, muchas más si lo buscamos en inglés. Y con todo, parece que la mayor parte de las acepciones de esta palabra están ceñidas al mundo digital, con una especial incidencia, últimamente, en las redes sociales y los tablets.
Pero intentemos ligar tecnología con el mundo de la limpieza industrial, y encontraremos abundantes dosis de escepticismo. ¿Qué tiene que ver la una con la otra? Es como si se pensara que, desde que fueron inventadas las primeras lavadoras industriales hace ya más de cien años, o desde que los hoteles y restaurantes comenzaron a aliviar la labor de sus trabajadores con los primeros lavavajillas a finales del siglo XIX, no se hubiera avanzado un paso. Probablemente, el mundo de la limpieza industrial no ofrece tanto glamour para el público como el último modelo de smartphone; pero sería injusto pensar que en el siglo largo que los profesionales de este ámbito llevamos ofreciendo soluciones al sector de la hostelería, nuestros departamentos de I+D han estado “mano sobre mano”.
La limpieza industrial, en sus diferentes campos de acción, es un servicio imprescindible para el sector de restauración, hostelería y colectividades. Aunque los huéspedes, comensales o pacientes de hospital raras veces la ven en funcionamiento, se benefician de sus efectos en todo momento del día. Pero limpiar, incluso limpiar bien, hace tiempo que dejó de ser suficiente, si el fabricante quería ofrecer un servicio de calidad. En los últimos años, nuevos requerimientos han ido apareciendo, algunos en forma de leyes comunitarias y otras procedentes de los comentarios de los clientes, que nos han obligado a potenciar nuestros esfuerzos en investigación tecnológica para alcanzar otros baremos a la hora de definir un servicio de excelencia.
En el siglo XX
Cuando la limpieza industrial comenzó a convertirse en un sector de negocio creciente, la eficacia y la potencia de las máquinas eran los principales aspectos a cuidar. A medida que el siglo XX entraba en sus últimas décadas, llegaron las primeras crisis energéticas que pusieron en primera fila conceptos como la necesidad de cuidar el consumo. La preocupación por el respeto al medio ambiente, que comenzó a calar en empresas y público en la década de los ochenta, trajo consigo el desarrollo de líneas de trabajo para reducir los residuos, y estimular el reciclaje y la recuperación de piezas. Y la crisis económica, en la que estamos inmersos, ha convertido en una necesidad el cuidado extremo de los niveles de ahorro, para poder garantizar al cliente un retorno de su inversión en el plazo más breve posible. Y todas estas innovaciones han tenido que llevarse a cabo sin que las máquinas para el lavado de ropa, lavado de vajilla o lavado de prendas en los hospitales –que deben seguir un exigente protocolo propio, a través de las lavadoras de barrera sanitaria– vean afectado su nivel de rendimiento.
La limpieza industrial, en sus diferentes campos de acción, es un servicio imprescindible para el sector de restauración, hostelería y colectividades
Estos nuevos requerimientos de la industria están también relacionados con otras líneas de investigación, como es el desarrollo de materiales que garanticen una mayor durabilidad de las máquinas, o con innovaciones en el diseño, no dirigidas a conseguir mejoras en la estética de los modelos (que también), sino a otros objetivos más prácticos, como un mejor aprovechamiento del espacio para incrementar la capacidad interior sin aumentar el volumen exterior o mayor facilidad para extraer las piezas y componentes interiores, haciendo más sencillas las operaciones de limpieza y mantenimiento.
No son sólo los clientes los que están elevando su nivel de exigencia; los fabricantes estamos también sometidos a un nuevo ámbito legislativo cada vez más estricto. El respeto al medio ambiente hace tiempo que superó el estatus de moda pasajera, y hoy en día cuenta con normas europeas como la ISO 14001, vigente desde 2006, que es el certificado para las empresas que implantan sistemas de gestión ambiental, y que se ha visto reforzada con la reciente publicación de la ISO 14006, más precisa aún en sus especificaciones. Cualquier empresa del sector que quiera mantener una posición de liderazgo no puede esperar a que estas normativas, u otras similares, estén vigentes; una vez que reciba la noticia de su futura implantación deberá adelantarse, para incorporarlas a toda su gama de productos. Desarrollar las innovaciones que permitan cumplir con la legislación no siempre es fácil, y suele requerir plazos muy prolongados de trabajo; por eso, esperar significa perder terreno y correr el riesgo de no poder garantizar al cliente que adquirirá una línea de producto plenamente adaptada a cualquier requerimiento legal reciente.
Innovaciones en limpieza
En conjunto, y si hubiera que contestar a la pregunta de cuál ha sido la mayor innovación en el terreno de la limpieza industrial en los últimos años, cabría responder que ha sido la propia evolución de las ofertas. En un principio, se vendían máquinas; hoy, se facilitan soluciones. Pensemos en la enorme variedad de tipos, modelos y dimensiones de negocio que abarca todo lo que podemos denominar como limpieza industrial, y nos daremos cuenta del abanico de necesidades a las que tiene que responder cualquier proveedor.
Por eso, a pesar de todos los avances que hemos mencionado en los terrenos de tecnología, investigación y desarrollo, cabría decir que nada de ello tendría utilidad si paralelamente no se contara con estrategias para comunicar al cliente estas ventajas, y para ofrecerle las soluciones integrales que más se ajusten a sus dimensiones, su presupuesto y sus necesidades.
Volviendo a la referencia con la que abríamos este artículo, cabría decir que Internet, las redes sociales, los tablets o los smartphones no sólo han supuesto un enorme avance tecnológico, sino que al mismo tiempo han sabido personalizarse para adaptarse a lo que cada usuario necesita de ellos. No hay motivo para que en el sector de la limpieza industrial no podamos hacer lo mismo. Primero, innovar. Luego, comunicar.