Antes de que estallara la crisis del COVID-19, el sector de higiene y limpieza llevaba mucho tiempo trabajando en la implantación de rutinas que permiten mantener los espacios de trabajo de nuestros clientes, además de limpios, desinfectados. Nuestra experiencia en los sectores sanitario y educativo han servicio de punta de lanza para el desarrollo de programas que incluían la desinfección de los habitáculos obvios, como cocinas o cuartos de baño y, también, de aquellos que en principio lo parecen menos, como recepciones, aulas, salas de espera y todo el mobiliario que en ellos se encuentra.
Además, en los últimos años, el sector ha avanzado mucho en materia de higiene ambiental con el desarrollo de tecnología que permite filtrar el aire, hasta el punto de eliminar no solo partículas contaminantes, de polvo o alérgenos, sino también bacterias. Ha sido la forma de responder a los datos que revelan que el aire interior suele estar hasta cinco veces más contaminado que el exterior.
Sin olvidarnos de lo más importante, que son las muertes que está provocando, la crisis del Covid-19 supone un varapalo no solo al sistema de salud, sino a la economía en su conjunto. Y si hay algo que todos tenemos claro ya, es que la sociedad que seremos cuando acabe el confinamiento, no será la misma que dejamos fuera cuando cerramos nuestras puertas tras la declaración del Estado de Alarma. Es, por tanto, el momento de recordar que de todo se aprende y que de esta crisis debemos salir reforzados y con un aprendizaje que nos sirva para prevenir situaciones similares en el futuro.
Nuestro sector está todavía trabajando en la primera línea junto al personal sanitario, las fuerzas de seguridad del estado, transportistas e industria agroalimentaria. Hemos centrado nuestra actividad en los trabajos de desinfección, puesto que es ahora lo que más se necesita, contribuyendo a mantener en las mejores condiciones posibles tanto los hospitales, centros médicos y residencias, como los hospitales de campaña y las instalaciones que se están habilitando para atender enfermos o acoger fallecidos.
Cinco lecciones aprendidas
Estos son cinco de los aprendizajes que deberemos recordar cuando pase la crisis porque nos ayudarán a protegernos:
- Lavado de manos. Una rutina de la que venimos hablando como imprescindible para evitar la transmisión de enfermedades. Siguiendo los pasos que establece la OMS y que requieren de una especial atención cuando se trabaja con menores, mayores o enfermos.
- Gel higienizante. En una sociedad global en la que el movimiento de personas es masivo y de forma diaria, es una manera sencilla y económica de prevenir los contagios. Instalar expendedores en transportes públicos, centros comerciales, oficinas, aeropuertos, hospitales, centros escolares, estadios, palacios de congresos, etc. debería ser habitual y no una excepción.
- Productos desinfectantes para la limpieza diaria de suelo y mobiliario. Normalmente se utilizan siempre en cocinas y baños por considerarse lugares donde el riesgo de contagio de enfermedades es mayor, pero deben usarse en todos los espacios de trabajo, educativos, de ocio y, en general, en cualquier parte donde se concentran personas. Existe una nueva generación de productos que, además, son biodegradables y no producen alergias, por lo que son menos lesivos para el personal que los emplea.
- EPIS obligatorios. El uso de guantes, mascarillas, calzado adecuado o gafas protectoras producen incomodidad. En situación normal, algunos profesionales evitan su uso para hacer más cómodo su trabajo. Desde los departamentos de Prevención se ofrece formación y se recuerda siempre la necesidad de utilizarlos para prevenir alergias, enfermedades laborales o incluso lesiones más graves. La formación, la sensibilización y la concienciación son herramientas que tendremos que seguir utilizando porque como hemos visto en esta crisis, los EPIS son esenciales para proteger nuestra salud.
A veces las cosas más sencillas son las más eficaces y por eso las olvidamos. Las damos por supuestas y no hacemos el esfuerzo suficiente para recordarlas. La crisis del Covid-19 no ha hecho más que empezar y todavía no sabemos la dimensión exacta de sus consecuencias. Lo que sí sabemos es que el arma más eficaz para protegerse de este enemigo invisible es la higiene.