El sector de la limpieza, y del Facility en general, es consciente de que hay un antes y un después de la irrupción de la COVID-19. Todos los agentes del sector coinciden en que, tras décadas denostada o al menos «escondida», la labor de limpieza en espacios comunes, oficinas y espacios públicos, ha cobrado una enorme importancia para las distintas organizaciones, si bien es cierto que poco a poco vamos flexibilizando las tareas de desinfección en determinados espacios de bajo riesgo. Pero hay otro cambio fundamental paralelo al cambio
producido en los usos laborales. Si las guerras mundiales impulsaron la incorporación de la mujer al mercado laboral y este cambió para siempre, la pandemia ha generalizado el trabajo remoto y, sobre todo, híbrido, esto es, con jornadas en las oficinas y jornadas a distancia. Por supuesto, esto supone un importante cambio en el modo de prestar y controlar los servicios.
El trabajo híbrido ha venido para quedarse para las generaciones millennial y centennial, que conforman gran parte de la fuerza laboral, y para las que el trabajo es una actividad y no un lugar al que hay que asistir todos los días. De ahí que, según fuentes de la compañía de recursos humanos Kelly, se estime que el 70% de los trabajadores busquen opciones de trabajo remoto y el 66 % de los tomadores de decisiones se han planteado el rediseño de espacios para implantar esquemas híbridos. No hay que olvidar que no solo se ha vuelto a la oficina, sino que hay equipos nacidos en remoto que ahora tienen que trabajar juntos al menos unos días de la semana.
Antes de la pandemia, los edificios de oficinas con espacios abiertos eran ya una tendencia al alza en el mundo corporativo, lo que afectaba a las estrategias de limpieza y desinfección. Después de la crisis sanitaria, este modelo de convivencia continúa vigente en el protocolo de oficina debido a ventajas como la posibilidad de mantener el distanciamiento social, pero también de fomentar la colaboración, creatividad y comunicación sin interferencias.
Algo tan sencillo como que la ocupación de las zonas de trabajo sea irregular en el tiempo y que haya días laborales en los que ciertos trabajadores no acudan a la oficina supone una auténtica revolución para el servicio de limpieza, el cual se tiene que ligar directamente con los sistemas de control de presencia, reserva de puestos, etc. El servicio de limpieza tiene que ser capaz de flexibilizarse y adaptarse al comportamiento de los trabajadores.
En Grupo SIFU hemos implementado GMAO CTI-SIFU, un sistema de control y gestión integral de servicios, el cual se conecta con el sistema BMS del edificio o con las diferentes herramientas de gestión que tenga implementadas el cliente. De este modo, en cada momento tenemos información de los flujos de personal existentes y previstos en el cliente y a su vez este tiene datos en tiempo real del servicio prestado y su
previsión. Así se consigue un encaje perfecto entre las nuevas necesidades del cliente y los servicios que requiere.
El estándar de calidad de limpieza aplicado por Grupo SIFU se ha mejorado y reajustado de modo que ya no podemos plantear un servicio de limpieza inflexible y basado en unas horas de servicio fijas, sino que debemos orientar las tareas y las cargas de horas a las necesidades de cada dependencia en función de su criticidad y uso. De este modo, hemos desarrollado dentro de nuestro aplicativo CTI SIFU CONTROL un módulo de planificación y control de calidad mediante el cual se mide y se tiene constancia de la efectividad del servicio.
En definitiva, los servicios de limpieza se han visto obligados a mutar hacia servicios de desinfección, flexibles, monitorizados, eficientes y efectivos.