Las pequeñas y medianas empresas y las microempresas son una fuente vital de empleo y riqueza en todo el mundo. En el sector químico, estas empresas son especialmente importantes, ya que están presentes en muchos aspectos de la vida cotidiana, desde la fabricación de productos de consumo hasta la producción de materiales para la construcción. De hecho, en España, y contra lo que mucha gente piensa, el 96,5% de la industria química está formada por PYMES e incluso más del 65% de las empresas del sector tienen menos de 10 empleados.
Sin embargo, a pesar de su importancia, autónomos, micropymes y pymes químicas son ignoradas en el diálogo social y político.
Es fundamental que estas empresas tengan una voz en el diálogo social y político para asegurar que sus necesidades y preocupaciones sean tomadas en consideración, además la representación en el diálogo social también les permite tener una mayor visibilidad y ser reconocidas por su contribución a la economía y la sociedad. En un momento como el actual en el que la sociedad está poniendo una mayor atención en cuestiones ambientales, de responsabilidad social, de tecnologías digitales y de igualdad, es esencial que autónomos, micropymes y pymes químicas tengan la oportunidad de participar en el debate de manera directa y ser escuchadas de primera mano. También, tener representación en el diálogo social permite a estas empresas estar mejor informadas sobre las políticas y regulaciones que les afectan, lo que redunda en la toma de decisiones más informadas y en un ajuste de su modelo de negocios en consecuencia.
No resulta razonable que la CEOE se atribuya la representación de todas las empresas y autónomos de este país y el Gobierno central y los Gobiernos autonómicos se lo consientan de manera alegal, al carecer España, de una regulación sobre representatividad sobre la voz de las pymes, algo que no ocurre habitualmente en Europa.
Por poner un ejemplo y al hilo de estas fechas en las que se habla de igualdad, nadie está defendiéndola en las mesas de diálogo social con la mirada desde el interior de la realidad de los autónomos y las pequeñas empresas, a quienes los representantes del IBEX han hurtado la voz, al hablar por ellos sin conocer siquiera sus necesidades.
En resumen, es fundamental que autónomos, microempresas y pymes químicas tengan una representación adecuada en el diálogo social para asegurar que sus necesidades y preocupaciones sean tomadas en cuenta y fomentar su éxito y viabilidad a largo plazo. Al incluirlas en el debate, podemos asegurarnos de que su contribución a la economía y la sociedad sea reconocida y valorada.