Foto recurso mujer.
Mónica García Cazorla Técnico en Prevención Riesgos Laborales de la Unidad Técnica de Enfermedades Profesionales Instituto Regional de Seguridad y Salud en el Trabajo
Foto recurso mujer.
Fuensanta Palomino Pérez Jefatura Servicio Ergonomía de la Unidad Técnica de Enfermedades Profesionales Instituto Regional de Seguridad y Salud en el Trabajo

Riesgos ergonómicos en el sector de la limpieza profesional

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La realización de las tareas propias del sector de la limpieza conlleva, en la mayoría de los casos, la repetición de movimientos y adopción de posturas forzadas, combinadas con aplicación de fuerza, empuje y/o tracción de cargas y sostenimiento de pesos, según los casos. Estos factores de riesgos ergonómicos en el sector limpieza están directamente asociados a la generación de trastornos músculo-esqueléticos en distintas partes del cuerpo, que, de no ser identificados y tratados a tiempo, pueden dar lugar a patologías en el sistema musculo-esquelético.

La significativa siniestralidad relacionada con riesgos ergonómicos en el sector de la limpieza profesional, así como la necesidad de especial protección de colectivos laborales como el de mujeres, inmigrantes, trabajadores temporales, etc., llevó al Instituto Regional de Seguridad y Salud en el Trabajo (IRSST), en el año 2016, a publicar una guía de prevención de riesgos ergonómicos en el sector limpieza como resultado de una campaña llevada a cabo por el Servicio de Ergonomía, en la que se visitaron 126 centros de la Comunidad de Madrid y que ya fue comentada en esta revista.

A día de hoy, desde la Unidad Técnica de Enfermedades Profesionales se sigue abordando este problema mediante la visita de sus técnicos a los centros de trabajo para comprobar in situ la relación entre las condiciones ergonómicas en las que se desarrolla la actividad y el daño a la salud notificado.

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Como resultado de estas últimas actuaciones se presentan a continuación una serie de conclusiones generales, junto con los aspectos de mejora de las condiciones ergonómicas propuestas, entre las que destacamos las siguientes:

  • Infravaloración de los riesgos ergonómicos identificados en las evaluaciones de riesgos, sin profundizar en las causas y medidas preventivas necesarias para su eliminación y/ o reducción, siendo estas últimas generalistas o de difícil cumplimiento. Las evaluaciones tendrían que recoger en detalle una descripción de todas las tareas realizadas, útiles empleados, etc. para poder identificar los riesgos y factores de riesgo y evaluarlos conforme a métodos de reconocido prestigio. De estas evaluaciones deberían extraerse medidas concretas, planificadas en un plazo, acorde a la valoración del riesgo. Es importante destacar en este punto que, siendo un sector caracterizado por desarrollar el trabajo en centros de trabajo ajenos, las evaluaciones de riesgos “generales” no son objetivas a la situación real del trabajador, ya que dependiendo del espacio disponible y de los medios de que disponen los trabajadores, los métodos de trabajo varían de un centro a otro.
  • La información recibida por los empleados no siempre incluye los riesgos propios del centro en que se desarrolla su actividad. Esta debería incluirse previo inicio de los trabajos, junto con la información sobre los riesgos de su puesto.
  • La formación impartida no siempre es adecuada y suficiente, siendo en muchos casos teórica y no representativa del trabajo realizado. La formación recibida debería estar centrada en los riesgos concretos del puesto y debe incluir, en todos los casos, una parte práctica en la que se incorporen aspectos tales como técnicas de calentamiento y fortalecimiento muscular para realizar al inicio y al final de la jornada o técnicas seguras para el manejo de cargas y pautas para limitar los pesos manejados. Convendría contemplar tareas como el llenado de recipientes, el cambio de bolsas antes de su completo llenado, etc.
  • La vigilancia de la salud no debería ceñirse exclusivamente a la oferta de reconocimientos médicos que, en muchos casos, el propio trabajador opta por no realizar. Es conveniente desarrollar campañas de sensibilización para el conocimiento de los síntomas del inicio de una patología y que incidan en la importancia de la revisión periódica del estado de salud acorde al trabajo que se desempeña para poder adoptar las medidas necesarias antes de que dicha patología se agrave. Se debería hacer hincapié en la revisión, desde el punto de vista médico, de los retornos al trabajo tras un daño a la salud para, en coordinación con el equipo técnico, diseñar las medidas de adaptación oportunas.
  • En cuanto a los equipos de trabajo, deberían ser objeto de mantenimiento continuo. Además, es necesario prestar atención en su adquisición y renovación, considerando el avance de las tecnologías que puedan ofrecer mejoras ergonómicas y, por tanto, minimizar los riesgos (escurridores automáticos para reducir torsiones con fuerza de las muñecas, mangos extensibles y antideslizantes con buena zona de agarre o carros con barras de empuje).
  • La organización del trabajo no siempre atiende a criterios ergonómicos. Ciertamente resulta complicado establecer una rotación de tareas hacia un uso de grupos musculares distintos. No obstante, cuando se trabaje en equipo es recomendable organizar una alternancia de tareas por zonas de trabajo, con distintos alcances, pesos, herramientas a manejar, extensión de superficies, etc. Las rotaciones deberían hacerse siempre dentro de la misma jornada. En todo caso, es necesario instruir al personal para conocer la zona del cuerpo que más se ve afectada por las diferentes tareas y así distribuir de forma autónoma la secuencia en la que las hace para alternarlas según la carga física (pesadas y ligeras). Las pausas y descansos son indispensables para la recuperación muscular, siendo este uno de los factores más importantes para los movimientos repetitivos, combinados además con aplicación de fuerza (limpieza de superficies o de paramentos verticales).

Conclusión

Para finalizar, es conocida la relación entre el estrés y la generación y desarrollo de trastornos músculo-esqueléticos debido a las tensiones musculares y se debe, por lo tanto, elaborar y fomentar una auténtica cultura de colaboración y convivencia que redundará en la puesta en marcha de algunas de las medidas anteriormente citadas.
En suma, hemos de pensar no solo en el desempeño del trabajo de hoy, sino en la calidad de vida del mañana.

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