Gestión sostenible del agua, una prioridad para las empresas

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Redacción

El agua es un recurso escaso y valioso, por lo que las empresas de limpieza deben utilizarla de manera eficiente. Esto implica la instalación de equipos y dispositivos tecnológicos que permitan reducir y reutilizar el agua, así como la formación de los empleados para que lleven a cabo prácticas que disminuyan y optimicen el consumo.

En el último siglo, la demanda de agua a nivel mundial ha aumentado debido a la alta tasa de crecimiento demográfico, la rápida urbanización, el desarrollo económico y las modalidades cambiantes de consumo. Además, esta demanda se ha intensificado con el cambio climático que provoca fenómenos meteorológicos extremos como sequías e inundaciones cada vez más frecuentes.

Debido a este crecimiento explosivo de la demanda, Naciones Unidas estima que, el año que viene, dos tercios de la población mundial vivirá en países con escasez de agua y calcula que, en 2030, habrá 700 millones de personas desplazadas por este motivo. Y el problema no es solo de cantidad, sino también de calidad. El agua cada vez está más contaminada como consecuencia de los vertidos industriales, las prácticas agrícolas no sostenibles y la inadecuada gestión de los residuos. Según el Banco Mundial, el mundo enfrenta una crisis en la calidad del agua que pone en peligro el bienestar humano, amenaza al medio ambiente y lastra el crecimiento económico.

Hace nueve años, la ONU aprobó los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), una hoja de ruta con metas que deben cumplirse en 2030 con vistas a asegurar un futuro sostenible para todos. El ODS 6 pretende lograr un acceso universal y equitativo al agua potable y a servicios de saneamiento e higiene adecuados, así como mejorar la calidad del agua a nivel global.

Pero todos los factores mencionados anteriormente dificultan en multitud de países el acceso al agua limpia y a un saneamiento adecuado, causando grandes impactos en términos ambientales y económicos, pero también sociales y humanitarios. A pesar de los logros conseguidos en los últimos años, millones de personas aún no tienen acceso al agua potable, a un baño básico ni a instalaciones adecuadas para lavarse las manos. Cada día, alrededor de 1.000 niños mueren debido a enfermedades diarreicas asociadas a la falta de higiene.

La huella hídrica

La huella hídrica es un indicador medioambiental que sirve para estimar el volumen de agua dulce que se usa en la producción de bienes y servicios. La huella hídrica de un producto en particular es el volumen de agua dulce utilizada para producirlo, medido en el lugar donde se fabrica dicho producto. Además, se trata de un concepto global, ya que hace referencia a la cantidad de consumo de agua en las distintas etapas de la cadena de producción.

Existen tres tipos de huella hídrica, diferenciados por colores (azul, verde, gris) en función de la fuente de la que proviene el agua. La huella hídrica azul responde a la cantidad de agua que procede de fuentes superficiales o subterráneas que se utiliza para la fabricación de un producto o la prestación de un servicio. La verde se refiere al agua de lluvia que se utiliza en un proceso de elaboración y se calcula observando el volumen de agua de lluvia que se incorpora al proceso productivo y que no se convierte en residuo.

La huella hídrica gris sirve como indicador del nivel de contaminación del agua dulce derivado de la totalidad del proceso productivo y de la comercialización de un producto. Es decir, es el valor resultante de calcular la cantidad de agua necesaria para diluir las sustancias contaminantes hasta que sea lo suficientemente limpia como para pasar los controles de calidad que marca la ley.

Cada país posee una huella hídrica diferente en función de la cantidad de bienes y servicios que es capaz de generar y consumir, del grado de disponibilidad del recurso y de su calidad. Según Water Footprint Network, España es uno de los países que genera una mayor huella hídrica del mundo. Concretamente, ocupa el octavo puesto en la clasificación mundial de países con mayor huella hídrica y el segundo puesto en el ránking europeo.

La huella hídrica anual de España se sitúa en torno a los 2,5 millones de litros por persona, casi el doble que la media del mundo. No obstante, las cifras de huella hídrica en España contrastan mucho con las del consumo de agua, ya que la media de consumo de agua está en los 132 litros diarios, una cifra un poco superior a los 50-100 litros de agua que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera necesarios para garantizar la cobertura de las necesidades básicas de cualquier persona.

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¿Qué pueden hacer las empresas?

Las empresas tienen un papel clave en la consecución del ODS 6, ya que su actividad impacta en el uso y la conservación de los recursos hídricos. Lo primero que pueden hacer es adoptar prácticas de gestión que minimicen el consumo de agua y trabajar en su reutilización en los procesos de producción. Asimismo, es necesario integrar consideraciones relacionadas con el agua en la cadena de suministro, trabajando con proveedores para fomentar prácticas sostenibles de gestión en todas las fases del proceso.

Otro aspecto importante es la inversión en tecnologías innovadoras que permitan una mejor gestión del agua. También es esencial promover la formación y concienciación entre los empleados de la empresa acerca de la importancia de reducir el gasto de agua y fomentar prácticas responsables en su uso.

Las prácticas sostenibles para cumplir con los ODS no solo mejoran la reputación de la empresa que las adopta, también llevan a una disminución de gastos a largo plazo mediante el uso eficiente de recursos y la minimización de residuos.

La Asociación Española de Empresas del Sector del Agua (AQUA España) es una entidad sin ánimo de lucro que representa a compañías privadas que ofrecen productos y servicios en el sector del agua. La organización ha participado en la elaboración de todas las leyes y normativas relevantes de este sector con el fin de defender los intereses empresariales desde un enfoque de protección del medio ambiente y la salud pública.

El director general de la asociación, Agustí Ferrer, asegura que, en los últimos años, empresas de todos los sectores económicos han aumentado la concienciación sobre el ahorro de agua. Ferrer pone algunos ejemplos de estas buenas prácticas: “Muchas empresas ponen dosificadores en los grifos y distintivos para concienciar sobre la importancia del buen uso del agua. También optimizan el riego, si tienen zonas ajardinadas”.

El director general de Aqua también menciona, como medidas cada vez más extendidas, la implementación de sistemas de aprovechamiento de las aguas grises (el agua sobrante de las duchas se aprovecha para los inodoros, por ejemplo), así como instalaciones de aprovechamiento de las aguas pluviales para limpiezas u otros usos permitidos legalmente. “Y en plantas industriales donde se usa agua para el proceso productivo, hay planes de ahorro que recurren a la reutilización en todo lo posible, hasta llegar a instalar circuitos cerrados”, añade Ferrer.

En el sector de la limpieza

El agua es una parte esencial del negocio de la limpieza. Cadenas de lavandería industrial, fabricantes de maquinaria, productores de detergentes y empresas de limpieza… todos ellos pueden hacer mucho para lograr un uso eficiente y sostenible de los recursos hídricos.

Mediante una gestión eficiente del agua e invirtiendo continuamente en conceptos y equipos innovadores, pueden reducir activamente su huella medioambiental, tanto en sus plantas como en las de sus clientes. La gestión sostenible del agua tiene para estas empresas dos vías fundamentales: reducir el consumo mediante el ahorro y la reutilización, así como minimizar o incluso eliminar las aguas residuales.

El Grupo Christeyns aúna productos químicos de alto rendimiento, equipos fiables y flexibles y un trato personalizado. Su cartera de servicios comprende soluciones de higiene para los sectores de tejidos profesionales, industria y distribución alimentaria, limpieza profesional y sanidad. Christeyns ha puesto en marcha varios proyectos de mejora de la producción que se centran tanto en reutilizar como en reducir las aguas residuales. Todo ello para minimizar la necesidad de agua dulce y aprovechar al máximo este valioso recurso.

“Reutilizar el agua es bueno, reducir la necesidad de agua es mejor”, subrayan desde el grupo. “Una de las formas de hacerlo es mediante nuestra planificación de la producción: primero se fabrican los productos espumantes, después los no espumantes; o primero los alcalinos, después los neutros y finalmente los ácidos… de esta forma se hace un mejor aprovechamiento de los recursos hídricos”, explica Ana Estruch desde el departamento de Comunicación.

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Por otra parte, Christeyns tiene una gama de productos ecológicos. “Un total de 22.724 toneladas de nuestra producción cuenta con las certificaciones Ecolabel o Ecocert. Cada certificación representa un hito en nuestro compromiso con la responsabilidad medioambiental y subraya nuestra dedicación a productos ecológicos de la máxima calidad”, asevera Estruch.

Además, el grupo ha incorporado tres tecnologías avanzadas que tienen como misión optimizar recursos: En primer lugar, Rapid’O, que consiste en lavar con ozono. “Las ventajas ecológicas de esta tecnología son enormes: lavado en frío, ciclos más cortos y menos relavado, con el consecuente ahorro de energía. Todo ello sin dejar de garantizar una excelente blancura y suavidad de los tejidos”, señalan desde la compañía.

Por otra parte, la firma ha patentado el sistema EPIC (Enzymatic Process Innovation by Christeyns), basado en una tecnología enzimática que permite a las lavanderías comerciales reducir sus costes de aguas residuales hasta en un 25%. “Al transportar productos concentrados y utilizando el agua en las instalaciones del cliente evitamos el transporte de agua. Esto supone menos camiones en la carretera y menos emisiones de gases de efecto invernadero en el aire. Se calcula que, con ello, evitamos poner 10 piscinas olímpicas de agua en transporte, lo que supone ahorrarnos más de 1.600 viajes en camión”.

En 2022, Christeyns forjó una alianza con Veride, una empresa internacional de ingeniería de instalaciones, con el objetivo de reducir el consumo de agua en lavanderías comerciales en un 80%. Esto ha sido posible gracias a otra innovación llamada Hydro, una solución plug-and-play para recuperar, tratar y reciclar las aguas residuales de las lavanderías. Esta solución ha permitido alcanzar un ahorro de más de 100 millones de litros de agua en las instalaciones de los nuevos clientes durante el año pasado.

Hydro gestiona las aguas residuales contaminadas con un tratamiento que incluye la eliminación del hierro, de la dureza del agua y de las ósmosis inversas. También la purifica filtrando todos los microplásticos, metales pesados y bacterias. Gracias a ello, se puede recuperar al menos el 80% del agua con una excelente calidad tanto para el proceso de lavado como para la sala de calderas.

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