Salud y limpieza es un binomio tan obvio como aceptado, pero no siempre ha sido así. Solo unos cuantos siglos nos separan de los primeros estudios que demostraron que, para poder curar, o al menos para que el enfermo no sufriese un empeoramiento o nuevas patologías durante su ingreso, era necesaria una limpieza escrupulosa. Desde el lavado de manos de los médicos hasta la desinfección de quirófanos, pasando por el mantenimiento de una higiene exhaustiva en todas las estancias hospitalarias, la limpieza en el ámbito sanitario es tan importante como la propia sanidad lo es para la sociedad. No es una exageración. ¿Cuántas veces hemos oído hablar de infecciones hospitalarias?
Solamente en España, el sector sanitario –sumando el público y el privado– supone cerca del 11% del PIB (10,9%); esto es, más de 122.000 millones de euros. Pues bien, todo lo relativo a la limpieza sanitaria supone más 1.000 millones, aproximadamente el 10% del montante global del sector de la limpieza español. Además, en términos generales, tres de cada cuatro trabajadores son mujeres. Ahora bien, independientemente de las cifras y de que se trata de una parte de un segmento tan importante como el sanitario, la limpieza especializada en este mercado no deja de ser potestad de profesionales que tienen que estar alineados con las demandas de sus clientes como en cualquier otro mercado.
Nosotros, los proveedores y partners de este sector, tenemos una incidencia importante y notable en la sociedad y en la economía como agentes de un área que, ni más ni menos, busca el bienestar del conjunto de la sociedad. Tras muchos años en una posición secundaria, los recientes acontecimientos pandémicos han puesto al sector de la limpieza en general y de la sanitaria en particular a la vanguardia. Ya no somos complementarios, sino que formamos parte de la cadena de valor, más que nunca. Es algo tan sencillo como tener en cuenta que si no hacemos bien nuestro trabajo, el ambiente sanitario se degrada y pierde totalmente su función curativa, e incluso puede volverse peligroso. Por tanto, formamos parte de los mecanismos de preservación de la salud de las personas usuarias de las infraestructuras hospitalarias.
Doble misión de la limpieza sanitaria
Desde el punto de vista médico y de prevención de la salud, este importante valor de la limpieza se sustenta en una doble misión: evitar la contaminación cruzada y eliminar las bacterias y microorganismos. Para lograrlo, nuestro sector está compuesto por procesos, procedimientos, sistemas, productos, tecnología…; esto es, un conjunto de bienes –y procesos en constante evolución– encaminados a un objetivo común: que el paciente se encuentre en todo momento en un ambiente de confort y seguridad.
Por todo lo anterior, es necesario contar con nosotros como un elemento estratégico dentro de la visión de la gestión sanitaria. No se nos puede valorar como una mera partida de coste. No somos un coste, sino un elemento fundamental para, como decía, garantizar la salubridad de todos los agentes implicados en la sanidad. Y es cierto que los últimos acontecimientos han contribuido a nuestro reconocimiento. Bienvenido sea, aunque haya sido por unas circunstancias tan graves.
No obstante, este reconocimiento por parte de la sociedad solo podrá mantenerse en el tiempo si, primero, nosotros mismos somos conscientes de él; y segundo, si seguimos apostando por la inversión en formación y cualificación de todos nuestros trabajadores, quienes, al fin y al cabo, son los que están en primera línea en esta importante y difícil batalla. El sector sanitario es puntero, se halla en constante innovación, con alta cualificación profesional, tecnología en permanente actualización… Por tanto, el de la limpieza sanitaria ha de estar a la altura, cubriendo las exigencias y responsabilidades que implican nuestros servicios. Esto supone un esfuerzo constante en formación, tecnología, inversión, innovación, metodologías, productos, etc. para estar al nivel que se nos exige. Lo estamos haciendo, pero no se trata solo de eso.
Para lograr un gran resultado, como en cualquier otro sector, debemos ser capaces de «fusionarnos» con el cliente, más bien con sus necesidades. Y eso solo es posible trabajando codo con codo, detectando cuáles son las necesidades de este y aplicando las mejores y más idóneas soluciones. Una vez hecha la planificación, hay que disponer de los mejores recursos humanos para llevarla a cabo. Lo estamos haciendo, pero no se trata solo de eso.
Estamos hablando de salud y, en determinados casos, de la diferencia entre vida y muerte –por infecciones, complicaciones…–. Y también, de bienestar, que para una persona enferma o ingresada es gran parte de su tratamiento. Por eso, debemos incidir en garantizar, además de la salud, esa sensación de bienestar tanto del paciente como del usuario del centro hospitalario. Y para ellos es necesaria una apuesta decidida por servicios profesionales y por empresas que, día a día y en todos sus procesos, representen esa profesionalidad. Nosotros estamos comprometidos con lograrlo.
