Para CLECE ser uno de los actores que han colaborado activamente en poner en funcionamiento el Hospital COVID-19 IFEMA, ha supuesto un reto tanto empresarial como humano. En esta labor se han visto involucrados diferentes departamentos de la compañía para el diseño, arranque y desarrollo del servicio.
Sin duda ha sido una experiencia totalmente diferente a la puesta en marcha de cualquier otro servicio al producirse en un momento de pandemia, en Estado de Alarma y con las limitaciones que esto supone. Por otro lado, el centro ha sido totalmente novedoso en lo que a estructura y organización existía hasta la fecha.
El día 21 de marzo comenzó el montaje sanitario del pabellón 5 de IFEMA para que empezaran a llegar los primeros pacientes. Ese día se inició la logística del servicio de limpieza: selección de personal, formación en procedimientos y PRL, compras de material, diseño y dimensionamiento del servicio, elaboración de procedimientos y un sinfín de necesidades que simultáneamente y con un gran esfuerzo de coordinación se acometieron en un tiempo muy corto.
El departamento de selección de CLECE entrevistó a más de 1.500 personas, priorizando según la filosofía de la compañía a colectivos desfavorecidos y, finalmente, se contrataron a más de 220 personas en el Hospital COVID-19 IFEMA. El primer paso tras la selección, fue la formación en el propio centro promoviendo la familiarización con el entorno, impartiendo cursos de limpieza hospitalaria de aislados, PRL y metodología del trabajo en el ámbito hospitalario.
La realidad es que se construyó un hospital en días, partiendo de la nada y mientras estaba operativo, todo un reto desde el punto de vista sanitario y de ingeniería.
Al mismo tiempo, se organizaron los equipos de trabajo con sus turnos y horarios para garantizar el servicio de forma continuada, solapando cambios de turno, descansos y demás variables que han ido surgiendo mientras se ha prestado el servicio. Esto supuso un gran reto para el departamento de Producción, no sólo por el volumen de la plantilla, sino por la gran rotación de la misma en los primeros momentos y por el aumento continuo de las necesidades de limpieza al ir definiéndose la estructura del hospital mientras este crecía. La realidad es que se construyó un hospital en días, partiendo de la nada y mientras estaba operativo, todo un reto desde el punto de vista sanitario y de ingeniería.
En pocos días se inauguraron los pabellones 9 y 7, ya con equipamiento completamente hospitalario y se trasladaron a los pacientes desde el pabellón 5 en el que inicialmente empezó el Hospital COVID-19 IFEMA. Los procedimientos de limpieza han ido evolucionado en función a estos cambios y, por ende, la formación a la plantilla se ha actualizado a la vez. Todo un reto de adaptación en la organización del servicio, del propio personal de limpieza y de la metodología de limpieza en el que ha jugado un papel fundamental la Bióloga de Grupo CLECE, para adaptar los protocolos, metodología de trabajo a desarrollar y la formación a impartir.
Ya en los pabellones 9 y 7 se pudo implementar una metodología sistemática de limpieza con la adaptación de procedimientos habituales de limpieza de aislados hospitalarios, ya que en el Hospital COVID-19 IFEMA no había habitaciones sino pabellones de aislamiento, lo que ha sido un punto de partida para la concepción de nuevas metodologías de limpieza hospitalaria al construirse un hospital con espacios que no tienen nada que ver con los hospitales convencionales. Los pabellones han sido réplicas de plantas de hospital con módulos de 50 camas por control, techos altos y espacios abiertos, facilitando la movilidad de pacientes y personal.
La metodología de limpieza de hospitales está centrada en la limpieza de habitaciones individuales de aislados; en el Hospital COVID-19 IFEMA había pabellones de aislamiento con grandes dimensiones y poco mobiliario, lo que permitía definir los circuitos de limpio y sucio con más diferenciación. Se han considerado todos los módulos y los pasillos entre ellos como zona sucia, y se han establecido pasillos como zona limpia, cosa que en hospitales no es posible por la estructura cerrada de estos.
En la zona de aislamiento, se ha utilizado material exclusivo. Por otra parte, los carros de limpieza y su material no salían de esta zona si no eran desinfectados. El material de limpieza de las superficies (bayetas) utilizado ha sido desechable y aplicando códigos de colores según zonas. El sistema de fregado ha sido de doble cubo para garantizar la máxima higiene y desinfección. Utilizándose además sistemas de barrido húmedo mediante fliselina. Se ha empleado como desinfectante un clorado con detergente con 40 g/l de cloro a una dilución de 1:50.
Los módulos se han limpiado por completo dos veces al día. Se comenzaba por la zona del control y a continuación la zona de pacientes, 50 camas por módulo, con especial incidencia en las superficies de máximo contacto en el entorno del paciente. Además se llevaban a cabo desinfecciones exhaustivas de la zona de paciente (cama, colchón, mesita, paneles, luz…) cuando se producían altas.
Por otra parte, se establecieron circuitos en los pabellones definiendo rutas de recogida de residuos sanitarios especiales de Clase III y ruta de residuo asimilable al urbano. Para las bolsas de residuos también se han establecido códigos de colores.
Tras la salida de todos los pacientes del Hospital COVID-19 IFEMA se ha procedido a desinfectar todas las zonas comunes del recinto y se ha realizado la gran desinfección en los pabellones 9 y 7 coordinados con el ejército, el SUMMA y Protección Civil.
Se ha llevado a cabo un gran trabajo en el Hospital COVID-19 IFEMA, donde cabe destacar la gran coordinación de todos los equipos que han estado trabajando allí, incluido el equipo de limpieza de Grupo CLECE cuyo trabajo ha sido fundamental y ampliamente reconocido y valorado.