Los ancianos son considerados como un colectivo de riesgo a nivel de salud, por lo que la gestión de plagas en residencias es clave para preservar su bienestar. Para lograr este objetivo, no es suficiente con llevar a cabo acciones puntuales o reactivas, sino que resulta imprescindible un método programado y personalizado dependiendo de cada caso que sitúe la prevención en el centro.
Las plagas no perdonan a nada ni a nadie y las residencias para mayores, como cualquier espacio público o privado, están en riesgo de ser infectadas si no se llevan a cabo una serie de medidas preventivas ejecutadas de forma eficaz por los profesionales adecuados. Por este motivo, ANECPLA insiste en recordar la importancia de conocer los peligros y riesgos que trae consigo cualquier tipo de plaga, para así ponerle límites y mantener segura a la población, en general, y, en el caso de las residencias de ancianos, a nuestros mayores.
Las plagas causadas por las ratas y ratones, las hormigas o las cucarachas son las más frecuentes en espacios tales como las residencias de ancianos, aunque también existen otros muchos tipos de plagas, como puede ser la causada por la Legionella, que pueden llegar a afectar de forma preocupante a los afectados.
La transmisión de enfermedades infecciosas, tales como la toxoplasmosis, la salmonella, la Fiebre Tifoidea o la legionelosis, es una de las consecuencias más negativas de la proliferación de estas plagas, ya que la transmisión de estas enfermedades se convierte en un factor de riesgo, de elevado porcentaje, cuando afectan a nuestros mayores, cuyas defensas tienden a disminuir a lo largo de los años, motivo por el cual son más propensos a contraer infecciones, fiebres y otras enfermedades, por lo que se debe de tener especial cuidado. A esta problemática se suman los numerosos perjuicios económicos que, si bien, son menos vitales que la transmisión de enfermedades, no dejan de ser importantes, ya que pueden dañar la imagen del centro, ocasionando sanciones, deterioro de mercancías o pérdida de clientes y mala reputación.
No hay que descuidar tampoco la incidencia creciente que están teniendo este tipo de plagas con respecto al desarrollo de alergias e incluso de ataques de asma. Especial cuidado requieren colectivos como las personas mayores y todas aquellas que padezcan enfermedades respiratorias que, con la llegada del buen tiempo y el progresivo aumento de las temperaturas favorecen la aparición de plagas en espacios interiores, que es donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo.
Conociendo ya los riesgos que la proliferación de plagas conlleva, es más que necesario que se sigan una serie de pautas, consejos y métodos para prevenir y proteger a nuestros mayores. Uno de los principales factores que deben de tenerse en cuenta para ello es el mantenimiento de una higiene y limpieza óptimas. Así, una gestión adecuada de los alimentos o de los residuos que se generan a lo largo del día permitirá aumentar la tranquilidad y el bienestar de los más mayores y de todas las personas que allí trabajan.
En este sentido, hay que tener en cuenta que a la mayoría de los insectos les gusta los espacios poco salubres para vivir y los restos de comida o el almacenamiento de residuos, estos son los lugares ideales para que estos pequeños seres vivos campen a sus anchas y conformen su nuevo hogar. Lugares como la basura o el saneamiento de las residencias son perfectos para ellos. Por ello, debemos extremar las precauciones en estos espacios, ayudando, en un porcentaje muy elevado, a eliminar uno de los principales focos de atracción para insectos y bacterias de todo tipo.
Los ancianos son considerados como un colectivo de riesgo a nivel de salud, por lo que la gestión de plagas en residencias es clave para preservar su bienestar
Asimismo, resulta muy importante conocer el entorno donde se encuentra ubicado el edificio, ya que arbustos y vegetación son el lugar preferido para el desarrollo de este tipo de especies. De la misma forma, los ornamentos, oquedades, conductos de ventilación, arquetas o saneamientos pueden contribuir a la entrada y proliferación de determinadas plagas al interior de la residencia.
Otros consejos sencillos para la prevención de estas plagas son la eliminación de fuentes de humedad, la colocación de mosquiteras en las ventanas, mantener una ventilación adecuada para eliminar olores y temperaturas excesivas, la limpieza periódica de habitaciones de uso y también de aquellas que no se utilizan, control exhaustivo de aquellos lugares que puedan ser destinados a la anidación, etc.
Todo ello sumado a la importancia de que los residentes no alimenten por iniciativa propia, en las zonas comunes como patios y jardines, a animales como las palomas, transmisoras de multitud de enfermedades como la Clamidiosis o la Toxocariasis, entre otras, y generadora de un buen número de problemas respiratorios.
Si a pesar de poner en práctica todas estas medidas preventivas y llevar a cabo una labor de mantenimiento periódico las plagas del tipo que sean hacen aparición, un factor clave a la hora de combatirlas es contactar siempre con empresas profesionales del sector que sin duda van a llevar a cabo el plan óptimo para acabar con éstas con el mínimo impacto sobre el día a día de la residencia. No olvidemos que los profesionales del sector están formados para conocer el hábitat de las especies, utilizar sistemas de control físicos y, en caso necesario, racionalizar el uso de productos químicos para que su aplicación sea, a la vez, eficaz contra las plagas y segura para los usuarios de las instalaciones de la residencia.
En este sentido, una de las reclamaciones que lleva planteando ANECPLA a las administraciones desde hace tiempo es un modelo integral de sanidad ambiental que amplíe la gestión y la prevención de riesgos en todo tipo de edificios, tanto privados como públicos, ya que la contaminación de ambientes interiores de los edificios es un factor determinante en la salud y bienestar de sus usuarios. En la actualidad existen suficientes indicios de que, por ejemplo, en las residencias de ancianos -al igual que ocurre en los centros comerciales, áreas de oficinas, etc.- coexisten bacterias, virus, ácaros y otras partículas capaces de alterar la calidad del ambiente interior y originar, por tanto, efectos nocivos en la salud de las personas, especialmente en los grupos más vulnerables (como es el caso de los ancianos).
También se debe de tener en cuenta que los cambios de estación y, consecuentemente, los cambios en las temperaturas son un factor clave en cuanto a la proliferación y expansión de numerosas plagas. De esta forma, las altas temperaturas del verano pueden llegar a multiplicar el riesgo de plagas como mosquitos, avispas, cucarachas, moscas e incluso roedores. Por este motivo, los protocolos de prevención y control deben estar siempre activos y realizarse de manera habitual para que así, sean lo suficientemente efectivos.
Por ello, desde ANECPLA creemos necesario que el sector evolucione a una gestión integral de la Sanidad Ambiental que implemente los procedimientos necesarios para la prevención y el control de los riesgos sanitario-ambientales en los edificios: calidad del aire interior, limpieza y desinfección, agua potable, Legionella, gestión de plagas, seguridad química, piscinas, etc., armonizando criterios de gestión de riesgos y estrategias de vigilancia. Es decir, promover ambientes ‘saludables’ mediante procedimientos de gestión y auditoría y planes de autocontrol para todas las fases de la vida del edificio: diseño, mantenimiento y control. De ahí que, desde la asociación, entendamos que resulta de primera necesidad acudir a las diferentes empresas del sector de gestión de plagas si alguno de estos factores se ve alterado.
Finalmente, si la plaga ya es una realidad, lo más importante es no intentar eliminarla con remedios caseros, porque existe un peligro cierto de que se propaguen a otras estancias e incrementarla. Está más que comprobado que, por ejemplo, en el caso de las chinches, el uso de insecticidas domésticos, que basan su actividad en el repelente, genera el efecto contrario al pretendido. Es muy importante, por tanto, que los encargaos de abordar el problema sean servicios profesionales, con conocimientos específicos necesarios, los que trabajen en las labores de desinfección efectiva del centro.
Debemos cuidar a nuestros mayores y la prevención y gestión de plagas es fundamental para ello.