Las consecuencias de la alerta sanitaria mundial provocada por el Covid-19 han llegado a todos los sectores de actividad, incluido, por supuesto, el industrial.
Durante estos meses, hemos visto como las empresas proveedoras de servicios -al igual que el resto de proveedores- nos hemos tenido que adaptar, apenas sin tiempo, a las nuevas normativas, a las necesidades de clientes y empleados y a los propios servicios, ante la situación especial en la que se encontraba la actividad productiva de nuestro país y del mundo entero.
Éste ha sido el caso de la Limpieza Integral de Industrias (LIDI), un servicio innovador que integran los servicios de Limpieza Industrial (LI) y de Limpieza Industrial Especializada (LIE) en espacios industriales, englobando tanto las técnicas convencionales como las que requieran un alto grado de especialización.
Para ello, se han creado planes de contingencias especiales y específicos con varios escenarios y grupos de trabajo. Por un lado, se ha adaptado todo lo relacionado con la limpieza habitual de las instalaciones industriales; por otro, la limpieza de ESL (Elementos Susceptibles de Limpieza, es decir, focos de contagio) y zonas comunes; y en último lugar, la limpieza de zonas declaradas con riesgo Covid-19 (zonas de tránsito de visitas externas, etc.)
Asimismo, y en lo que se refiere a las personas que estaban trabajando en servicios de limpieza industrial, ha sido necesaria una adaptación completa de plantilla en menos de 24 horas, tanto para ampliar como para reducir en número de efectivos, como en horarios y turnos. Lo que no ha conllevado necesariamente en un aumento en los costes del servicio.
También, se han acometido adaptaciones diarias de metodologías de limpieza y uso de químicos, según recomendaciones actualizadas de las autoridades sanitarias, así como formaciones de trabajadores en metodologías y Seguridad Laboral especial para Covid-19.
Las empresas prestadoras de servicios hemos tenido que tener una flexibilización cien por cien de servicios, adecuándolos a los cambios normativos en tiempo real, con un control de stockaje y suministro de materiales críticos en tiempo real (químicos, EPIs, materiales de limpieza, consumibles, etc.), asegurando su suministro mínimo aún en estado de intervención.
Los equipos han demostrado su compromiso y esfuerzo, se han realizado seguimientos 24/7 del servicio, reuniones diarias con los clientes para reporte de incidencias y actualización del estado de la plantilla, además de pruebas de nuevos equipos y métodos de desinfección.
Incluso en este contexto, el principal objetivo ha sido alcanzar los niveles de limpieza, que garantizarán el normal desarrollo del proceso productivo y la seguridad de las instalaciones y de las personas que trabajan en ellas, con la aplicación de las herramientas y las metodologías más novedosas en los servicios de limpieza integral de industrias.
Todo ello, sin perder la operatividad de las máquinas, con mínima interrupción de la producción, incidencias inmediatamente detectables, estricto cumplimiento de la normativa y legislación vigente, riguroso control del impacto medioambiental y control total de las tareas.
En definitiva, la limpieza integral industrial, que requiere de un alto grado de especialización y un alto porcentaje de aportación de maquinaria no convencional (limpieza integral de factorías y gestión de residuos, con vehículos de aspiración-impulsión, de aspiración de sólidos, limpiezas técnicas, etc.), no se ha podido ver desatendida durante estos meses por ser esencial y un pilar en la economía del país.