Ha tenido que venir una pandemia para recordarnos lo imprescindibles que son las personas que se ocupan de los servicios esenciales. En concreto, en este artículo vamos a hablar sobre los profesionales que trabajan en la recogida y limpieza de los residuos generados en los hogares.
El caso es que la exposición a los residuos se ha ido minimizando con el paso de los años, ya que se ha realizado el tránsito de la recogida manual, donde el operario entraba en contacto con el residuo domiciliario embolsado, a la recogida semiautomática o incluso automática en contenedores donde la exposición es muy pequeña. En ambos casos la protección requerida para el trabajador no era más que las botas de seguridad, guantes y la ropa de trabajo.
Sin embargo, ahora que los residuos pueden ser una vía de contagio por la resistencia del virus en superficies, han empezado a tomarse medidas de desinfección de los sistemas de recogida (contenedores) para proteger al usuario. Por ello, hay que aumentar la protección de los operarios y operarias de limpieza.
El Ayuntamiento de Madrid, junto con la Subdirección General de Sanidad Ambiental, ha elaborado un documento técnico sobre el procedimiento de limpieza viaria, junto con un listado de virucidas, basado en la desinfección de zonas sensibles como proximidades de centros sanitarios, supermercados… y superficies de bancos, farolas y elementos municipales.
Pero lo que no se especifican son los EPI que deben usar estas personas expuestas al virus, no por contacto con un paciente posiblemente contagiado, sino por contacto de superficies o residuos potencialmente contaminados con el virus.
Según dice el Criterio Operativo nº 102/2020 Sobre medidas y actuaciones de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social relativas a situaciones derivadas del nuevo Coronavirus, los trabajadores de limpieza se enmarcan en un escenario de Bajo Riesgo por no incluir el contacto estrecho con casos confirmados y, por tanto, deriva los requerimientos de uso de EPI a los que se determinen en función de la evaluación específica del riesgos de cada caso, aunque sí que especifica que deben ser componentes de EPI de protección biológica.
Habría que diferenciar el tipo de tareas, el grado de exposición y la probabilidad. Las tareas de desinfección de lugares sensibles requerirán una mayor protección que los que no lo son.
En líneas generales podríamos dividir estas tareas en tres apartados.
Limpieza viaria
Nos referimos al barrido manual de residuos y recogida de papeleras. Se recomienda, como mínimo, el uso de:
- Guantes EN 388 + guante desechable UNE EN ISO 374-5:2016.
- Mascarilla autofiltrante tipo FFP2 (UNE-EN 149:2001 +A1:2009).
- Gafas de protección (EN149/172).
- Y el calzado S1P que protege de otro tipo de riesgos.
Desinfección de zonas sensibles
En estos casos no solo hay que tener en cuenta la mayor probabilidad de estar expuesto al virus, sino también la exposición a sustancias químicas virucidas, algunas de ellas altamente corrosivas. En este caso deberíamos usar como mínimo:
- Guantes UNE EN ISO 374-5:2016.
- Mascarilla autofiltrante tipo FFP2 (UNE-EN 149:2001 +A1:2009) o media máscara (UNE-EN 143:2001) provista con filtro contra partículas P2.
- Protección facial (UNE-EN 166:2002, UNE-EN 167:2002 y UNE-EN 168:2002).
- Buzo desechable (UNE-EN 14126:2004).
- Y el calzado S1P impermeable.
Recogida de residuos con medios mecánicos
Dado que la exposición es mínima, usaremos los mismos EPI que para la limpieza viaria. El problema viene cuando no se disponen de EPI suficientes, dado que hay una gran demanda. En ese caso, el Ministerio de Sanidad ha editado un documento de medidas excepcionales ante la posible escasez de EPI que puede servir como guía en casos extremos.
Aparte de llevar los Equipos de Protección Individual, también se deben adoptar medidas organizativas para evitar la exposición y la propagación del virus. Esto, en la actividad de limpieza viaria y recogida de residuos durante la realización de tareas, es relativamente sencillo, dado que se asignan zonas o rutas a los trabajadores de forma individual. Por tanto, solo tienen que asegurarse de mantener las distancias con la población en general. Eso sí, no hay que olvidar que también se deben organizar las zonas comunes en los cuartelillos o centros de trabajo de forma que:
- Se establezcan horarios de entradas y salidas que permitan un acceso escalonado.
- Cuando sea posible, utilizar puertas de entrada y salida independientes para evitar cruces.
- Promover el uso escalonado de zonas comunes (comedores, áreas de descanso…) utilizando la señalización en el interior de las áreas para facilitar la identificación de la distancia de seguridad.
- Cuando sea posible, priorizar la utilización de las escaleras en lugar del ascensor.
- Cuando no se pueda garantizar la distancia de dos metros o no sea viable, se recomienda la separación de trabajadores mediante barreras físicas.
Y, por último, pero no menos importante, las medidas higiénicas:
- Proporcionar soluciones jabonosas y/o hidroalcohólicas y pañuelos desechables.
- Ventilación periódica de las instalaciones.
- Limpieza exhaustiva en todas las estancias.
- Los uniformes de trabajo serán embolsados y cerrados y se trasladarán hasta el punto donde se haga su lavado habitual, recomendándose un lavado con un ciclo completo a una temperatura de entre 60 y 90 grados.
Para terminar, quiero destacar la importancia de estar en contacto con los técnicos de prevención, o bien propios o bien del servicio de prevención ajeno, que son los que verdaderamente pueden asesorarnos de forma específica para la protección en nuestras tareas.