Como casi siempre, las cifras mandan: el 60% de las enfermedades infecciosas humanas emergentes provienen de animales, según un estudio publicado en la prestigiosa revista científica ‘Nature’. Y prácticamente la mitad de ellas son provocadas por vectores como los mosquitos, las cucarachas, los roedores, los flebótomos o las garrapatas.
Por si fuera poco, y según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades de transmisión vectorial están provocando en la actualidad más de 700.000 muertes cada año en todo el mundo. La mayoría de ellas, causadas por la picadura de ‘simples’ mosquitos que, a pesar de su ínfimo tamaño, son considerados como los animales más letales del mundo, con capacidad para transmitir enfermedades tan peligrosas como la Malaria, el Zika, el Dengue o el Chikungunya, entre otras muchas.
Una realidad con tendencia a reforzarse debido a las nefastas consecuencias del cambio climático, con su incremento progresivo de las temperaturas. El calentamiento global está dilatando la época de reproducción de muchas especies y acelerando además su metabolismo, con lo que se reproducen más veces en un mayor espacio de tiempo.
Ante este contexto, es urgente que nos adelantemos y trabajemos la prevención. Existen enfermedades infecciosas realmente graves que hasta hace bien poco nos sonaban ajenas en España y de las que, desgraciadamente, hemos empezado a sufrir ya importantes brotes, como fue el caso de la Fiebre del Nilo Occidental que acabó con la vida en 2020 de ocho personas; o la fiebre hemorrágica Crimea-Congo, que afectó en el mismo año a cuatro personas, una de las cuales falleció. No hace falta que hablemos de especies exóticas, precisamente estas enfermedades que acabo de mencionar son transmitidas por el mosquito común (Culex spp.) y la garrapata Hyalomma spp.), respectivamente. Géneros ambos que tienen una elevadísima presencia en nuestro país y que, si no actuamos de inmediato en un control preventivo de su población, tienen un porcentaje muy alto de posibilidades de que jueguen un papel nefasto contra la Salud Pública.
Y más aún si tenemos en cuenta que las ciudades son, a día de hoy, el principal foco de riesgo de zoonosis con potencial pandémico. Este riesgo de zoonosis constituye por tanto una de las mayores amenazas sobre la salud, ya no solo en las propias ciudades sino prácticamente a nivel mundial, si tenemos en cuenta que hoy por hoy dos tercios de la población de todo el mundo vive en núcleos urbanos, una tendencia que todo apunta va a aumentar en los próximos años.
Y es que hay que tener en cuenta que son muchos los animales que cohabitan en las ciudades: desde animales domésticos, hasta animales silvestres que son mantenidos como animales de compañía, pasando por otros que viven libres en espacios públicos: gatos, murciélagos, roedores, aves, anfibios… y grandes mamíferos que, cada vez con más asiduidad, hacen incursiones en zonas habitadas, como es el caso de zorros, jabalís o lobos.
Todos ellos conforman una compleja red de relaciones, además de generación de virus, bacterias y parásitos que, si tenemos en cuenta además la existencia de las denominadas especies plaga -mosquitos, garrapatas, roedores…- constituye el caldo de cultivo perfecto para que se produzcan brotes graves de multitud de enfermedades zoonóticas.
Sin duda, nos encontramos en un momento histórico en el que, en mi opinión, hemos de aprovechar la sensibilidad a este tema que nos ha dado, desgraciadamente, el haber transitado recientemente una pandemia, a consecuencia de una zoonosis como la que se presupone que ha sido la COVID-19, para ser conscientes de los riesgos que implica esta situación y poner todas las medidas de prevención que sean necesarias.
Por ello, desde ANECPLA llevamos ya bastante tiempo reclamando a las Administraciones públicas, fundamentalmente locales, que incorporen y desarrollen sus políticas desde un enfoque One Health (Una Sola Salud) que impregne todas sus acciones de forma transversal, integrando la salud humana, animal y medioambiental.
La importancia del enfoque One Health
El motivo fundamental por el que el riesgo de zoonosis y, por tanto, de futuras e inminentes pandemias no para de crecer es debido a la nefasta acción humana sobre los ecosistemas naturales. Y es que, a día de hoy, ésta ha alterado ya casi el 75% de la superficie terrestre, provocando una pérdida drástica de la biodiversidad. Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), la deforestación, el tráfico ilegal de especies y la producción intensiva de alimentos son las principales causas del aumento de las enfermedades zoonóticas.
Si no actuamos y no se ponen las medidas oportunas, estamos abocados a sufrir una nueva pandemia. Es urgente que la Sanidad Ambiental y la gestión de organismos nocivos, mediante procesos de Sanidad Ambiental Aplicada, se coloquen como prioridad absoluta en la agenda mundial y se aborde este problema desde un enfoque transversal que abarque la salud humana, la salud animal y la salud medioambiental. Un enfoque que no es otro que One Health (Una Sola Salud), con el que ANECPLA está plenamente comprometida.
En este contexto, ANECPLA ha apostado decididamente por el enfoque One Health como la única vía para blindar la salud pública a nivel mundial. De hecho, la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental forma parte de la Junta de Gobierno de la Plataforma One Health porque consideramos urgente un cambio de paradigma que nos ayude a enfrentar estos riesgos. Y pensamos que este cambio es el enfoque One Health, una estrategia transversal que aúna la salud humana, animal y ambiental para dar respuestas eficaces y trabajar en la prevención