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62 Limpieza y su ámbito Limpie Z as / Octubre 2016 PATRIMONIO HISTÓRICO A nadie se le escapa que los bienes que compo- nen el patrimonio histó- rico son frágiles, difíciles de mantener y conservar, y que a me- nudo se encuentran en una situación delicada, requiriendo de intervencio- nes expertas para prolongar y garanti- zar su supervivencia. Hay una infinidad de factores que juegan en su contra; desde el peso de la edad y el envejecimiento de los materiales, los avatares que han ex- perimentado a lo largo de los siglos, la influencia del entorno ambiental, las condiciones de uso, cuando no de las propias acciones humanas, inten- cionadas o no; no son raros los des- atinos que se cometen en ocasiones intentando precisamente la restau- ración y mejoría del estado de todo tipo de objetos, edificios, lugares pa- trimoniales, etc., provocando, bien por la aplicación de técnicas agresivas o de sustancias inapropiadas, el efecto contrario al pretendido. Estamos empeñados, con toda la ra- zón, en mantener en las mejores con- diciones posibles y con el mayor grado de accesibilidad al ciudadano, una mul- titud de piezas históricas que se fabri- caron con materiales perecederos, sin demasiada voluntad de permanencia y con una utilidad determinada, como vestimentas, aperos, libros o documen- tos; objetos de uso cotidiano que fue- ron en su día desechados, perdidos, abandonados a su suerte o sepultados. Otros que fueron creando obras para el disfrute personal, el culto o la ado- ración a través del tiempo, y, por ello, llegan a la actualidad castigados tras sufrir multitud de manipulaciones, aña- didos, retoques, repintes, traslados y un sinfín de circunstancias adversas. Y de ello no se libran tampoco los edificios, erigidos con un propósito duradero, pero igualmente susceptibles a los ata- ques de distintos agentes. Recuperar y mantener nuestro patri- monio histórico es una labor constante y especializada, que debe enfrentar- se a numerosos retos técnicos, entre ellos, por ejemplo, el del tratamiento de los depósitos o acumulaciones de suciedad que, de manera más o me- nos evidente, podemos encontrar en cualquier elemento patrimonial. En algunos casos nos encontramos con depósitos originados por el uso ya en época antigua, como el hollín genera- do por el humo de las velas, las hue- llas y marcas asociadas a la manipula- ción de utensilios o a las condiciones ambientales en las que han permane- cido, manchas de humedad, de tierra, de grasa en vajillas, ropajes, etc. En otros casos se trata del resultado de distintos procesos físicos y químicos a lo largo de la historia por evolución de los propios materiales, como la corrosión de los objetos metálicos, el oscurecimiento o amarilleamiento de las pinturas por oxidación de los pig- mentos y barnices que las cubren, la acción de microorganismos, la fijación de líquenes, mohos o incrustación de sales sobre la piedra, por ejemplo. Entre los aspectos más comunes y más fácilmente apreciables que afean y ensucian los bienes se encuentran los agentes biológicos: la vegetación, los residuos resultantes de la presen- cia y acción de los insectos, las deyec- ciones de pájaros o murciélagos, nidos de aves o roedores, entre otros. Es frecuente también que los proce- dimientos antiguos (y no tan antiguos) precisamente para limpiar y dignificar lugares y objetos, favorezcan la apa- rición de nuevos depósitos indesea- bles; jabones, disolventes, adhesivos, sustancias blanqueantes o desadicifi- Z oa E scudero N avarro T écnico del departamento de C onservación del P atrimonio F undación S anta M aría la R eal del P atrimonio H istórico Conservación del patrimonio histórico. Más allá de la limpieza

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