Limpiezas

con Firma aprender o jugar, nos están creando una “historia personal” a la que los exper tos pueden acceder sin nuestro consentimiento. Los tertulianos terminaron consi- derando, quizás para justificarse o para amortiguar el miedo, aquellas excusas no pedidas que hacían en- trever una cierta preocupación: “que ellos lo usaban poco”, “que no parti- cipaban en las redes sociales”, en fin, que ni pensaban “desaparecer” como la joven mencionada y que mañana revisaban las “pocas cuentas en las redes” que tenían. Pero puedo asegurar que a más de uno se le “revolvió” el café de la so- bremesa y se fueron rápidos a casa a releer a Orwell y su 1984 tratando de aclarar si ha aparecido el “Gran Her- mano”. 㔾 Esta es una enorme realidad de nuestro tiempo que pocas veces me- ditamos. Alguien señaló que esto tendría un límite temporal, pero la respuesta es que hoy ese límite no existe. En la red hay información de cada uno de nosotros desde hace mucho tiempo y no es fácil de borrar. Por eso, a ve- ces, las consecuencias de lo hecho hace mucho tiempo pueden pagarse muchos años después. Es decir, cuando la mayoría de nosotros pensaba que habíamos entrado en una época donde las li- ber tades se habían expandido de forma satisfactoria, resulta que las tecnologías que nos rodean, desde el pequeño móvil que llevamos en el bolsillo, hasta el ordenador o la ta- bleta que usamos para comprar, leer, los usuarios ignoran su existencia. El anonimato que algunos utilizan, es- pecialmente para descargar su “bilis”, no existe aunque algunos se crean seguros tras él. Debo aceptar que algún conoci- miento tenía de todo ello antes de escuchar la conferencia aludida, pero desconocía que el alcance fuese tan amplio. Los ejemplos, reales, descri- tos por el conferenciante aludían a pérdidas de puestos de trabajo, can- celación de contratos… e incluso a algún procesamiento judicial. Cuando contaba esto a mis contertu- lios podía observar la cara de asombro, no creo que llegase a la preocupación, en algunos de ellos. Esto quiere decir que lo que hemos ganado en universa- lidad lo hemos perdido en privacidad, apuntó certeramente uno de ellos.

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