Limpiezas 143

84 Limpiezas específicas GRAFFITI Limpie Z as / Septiembre-Octubre 2019 L os graffities, o pintadas, que se desarrollan en mu- ros y vagones de tren, prin- cipalmente, son un acto realizado en la calle que es a todas luces ilegal. Muchos expertos sitúan el origen de estas acciones en los años 60 en Nueva York, en los guetos afri- canos y latinos como reacción a la situación opresiva en la que se encon- traban. El ‘Street Art’, como se denomina en inglés, surgió en las calles entre perso- nas que tenían los mismos problemas, aficiones y formas de vida. Se enten- día como una vía con la que expresar una denuncia o criticar a la sociedad, que a lo largo de las décadas ha dado, en diversos países, auténticos artistas ‘callejeros’, cuyas obras llenas de ima- ginación y creatividad han acabado mereciendo la admiración de todos. Incluso, en la actualidad, se pagan por ellas miles de millones de euros. No bao, por ejemplo), cuentan con rutas turísticas bajo el hilo conductor del graffiti. “La ‘Ruta de los Murales’ es un claro ejemplo de convivencia y con- senso entre el arte y el civismo”, nos explican fuentes del Ayuntamiento de Bilbao. “Incluso forma parte de la ofer- ta turística de Bilbao. El Ayuntamiento tiene un programa de visitas guiadas. Hay graffitis llenos de arte. Muchos son ya símbolos de una determinada zona de la ciudad y están reconocidos a nivel internacional. El secreto está en buscar el consenso sobre dónde realizarlos y que su desarrollo encaje y conviva bien con su entorno urbano. No todo encaja en todas partes”. Este mismo consistorio nos explica la diferencia entre el Street Art y el van- dalismo: “Desde el Ayuntamiento apo- yamos el Street Art a través de accio- nes programadas con un objetivo y un plan de desarrollo. Una cosa son, por ejemplo, los murales de las fachadas dudamos, de la importancia en cuanto a su valor social. Su técnica fue evolucionando, de unos comienzos a golpe de spray algu- nos derivaron a técnicas más artísticas como el stencil (estarcido), el póster, las plantillas o las pegatinas. Muy diferente es hablar o enmarcar como ‘arte callejero’ a personas que estampan su firma, símbolos o pala- bras que solo comprenden entre ami- gos o pandillas y que nada tienen que ver -en absoluto- con las creaciones de grandes graffiteros o artistas callejeros que se han ido dando a lo largo de es- tas décadas, y que en vez de un pin- cel y un lienzo usan una pared como vehículo para plasmar sus denuncias, sueños o anhelos, sin dañar o destruir ornamentos o infraestructuras, porque en este sentido también este tipo de arte ha evolucionado. En muchas ciudades, no nos hace falta irnos muy lejos (Barcelona o Bil- El «arte» vandálico que supone un coste a los ciudadanos Tx: Leticia Duque Ft: iStock

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