Limpiezas

54 con Firma Limpie Z as / Septiembre-Octubre 2020 La humanidad herida I mpacto de proximidad La piel es la estructura sofisticada y multitarea que recubre la totalidad de la superficie corporal. Constituye el órgano más extenso del cuerpo, con una super- ficie media aproximada en humanos de 2 metros cuadrados, y desempeña fun- ciones esenciales para el bienestar ge- neral del organismo. Actúa como la primera línea de defen- sa entre nuestro cuerpo y el mundo en el que vivimos. Nos aísla y protege de las agresiones externas: químicas, me- cánicas, térmicas, la propia radiación ultravioleta o los intentos de invasión microbiana. La capa cornea de la epidermis y su manto ácido configuran la barrera frente a bacterias, hongos y virus. Aún más, la par- ticularidad de algunas de sus células (de Langerhans ) y su complicidad con los linfo- citos juega un papel importante en la lucha antiinfecciosa. Por todo ello, la piel está considerada como un órgano integrante del sistema inmunológico, por descontado ocupando posiciones de vanguardia. Cualquier accidente que produce una rotura en la piel, dispara una sirena de alarma, supone un desequilibrio y da origen a una carrera frenética por resta- blecer la muralla derribada. A esa rotura en la línea defensiva la llamamos herida. Como tal, supone un concepto localiza- do de riesgo, de vulnerabilidad y de peli- gro. Toda herida o rotura en las defensas agrava su diagnóstico a mayor tiempo de exposición, a mayor suciedad de la zona y a más alto grado en la patogeni- cidad de los agentes nocivos externos. A esta posible complicación la conocemos como infección. como puntos más delicados en nuestras barreras. Son puntos críticos, con fre- cuencia desatendidos. Individualmente somos organismos vulnerables y, en cierto modo, frágiles. La inteligencia sustentada en la precau- ción, la higiene y la adaptabilidad es so- bre lo que se han levantado los pilares de nuestra supervivencia. L a incidencia a mayor escala Si bien reconocemos la relevancia de las medidas en las distancias cortas, lo an- terior no dejan de ser apuntes sobre los criterios base para unos procedimientos más ambiciosos en la proyección de nuestra existencia. Alejando el objetivo para abarcar un campo de observación mucho más vasto, y visto lo visto en lo que llevamos de 2020, las heridas (entendidas como roturas o superación de las barreras de- fensivas) también ocurren a nivel de es- pecie. Entonces todo se complica. Desde AEEV, la Asociación Española de Enfermería Vascular, se destaca que para tratar una herida lo más importan- te es prevalecer la limpieza, tanto de las manos que proceden a la cura, como de la herida en sí y de su entorno. Solo una buena y completa limpieza previa de la herida, garantiza que la aplicación des- infectante posterior resulte efectiva, la protección cubra el tiempo que precisa la cicatrización y se impida un desarrollo infeccioso. Pero no todo resulta siempre tan evi- dente. Ni las heridas, ni lo que hay que limpiar ni, mucho menos, cuando está en marcha una infección. Pensemos en micro heridas, que nos pasan desapercibidas o a las que no damos importancia. En suciedades re- currentes o acumuladas que nos son in- trascendentes (por ejemplo, en la boca o en las uñas). O allí donde la piel se repliega y surgen las mucosas más ex- puestas (ojos, nariz, boca), que afloran Por: Actualia

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